Croacia sabe vivir al borde del abismo. En el Mundial de Rusia, superó dos tandas de penaltis y una prórroga para alcanzar la final. Un ejercicio de supervivencia que también llevó a cabo ante la República Checa. Los subcampeones del mundo salvaron un ‘match-ball’. En Hampden Park, se fueron al descanso casi eliminados y reaccionaron para lograr un empate (1-1) que alimenta sus opciones. Volverán a Glasgow para medirse a Escocia en la última jornada… con la ocasión de vencer y de ‘colarse’ en la siguiente ronda. Un mal menor para Luka Modric y compañía después de sufrir al combinado checo durante todo el encuentro.
El conjunto de Jaroslav Silhavy no tiene ni a Pavel Nedved, ni a Karel Poborsky ni a Thomas Rosicky pero está cerca de los octavos. Sólo superaron la fase de grupos en la Euro en 1996 (final), en 2004 (semifinales) y en 2012 (cuartos). Tres citas con futbolistas de más peso que los actuales. Ahora, con orden y sudor, lo tienen en su mano gracias a la irrupción realizadora de Patrik Schick.
El delantero del Bayer Leverkusen va camino de igualar a Milan Baros. El entonces atacante del Liverpool fue, de forma inesperada, ‘pichichi’ en Portugal 2004 tras anotar cinco goles ‘mojando’ en los tres partidos de la fase de grupos y en cuartos. Su compatriota por ahora ha anotado en los dos primeros. Hampden Park se ha convertido en su jardín.
Frente a Escocia marcó en el área y desde ¡45 metros! y ante Croacia lo hizo desde los 11 metros y magullado. Lovren, de espaldas en un córner, saltó con Schick y le pegó un codazo en la nariz. Una jugada, a priori, fortuita que acabó en el punto de penalti. El español Del Cerro Grande revisó la acción en el VAR y no tuvo dudas. El ‘9’ no falló y marcó su tercer tanto en esta Euro con las manos ensangrentadas. La herida de la nariz no se cerraba. Un gol con épica que le dio alas a Schick. Se atrevió hasta a lanzar una falta lejana. Estaba con la flechita para arriba. ‘On fire’. Como Baros en 2004. Un estado eufórico que contrastaba con la apatía croata, que salió más ofensiva que ante Inglaterra y apenas inquietó a Vaclik.
La charla de Dalic en el descanso fue un antídoto. Ivanusec y Petkovic entraron por Rebic y Brekalo y Croacia comenzó a volar. Perisic se cambió de la derecha a la izquierda y las ocasiones se multiplicaron. En la primera, el extremo del Inter dio en la diana. Ni habían roto a sudar. Kramaric, ante la pasividad checa, sacó rápido una falta que encontró al desmarque de Perisic. El extremo se perfiló, sentó a Coufal y su latigazo se transformó en el 1-1. Ha marcado en los últimos dos Mundiales y en las últimas dos Euros. Siempre aparece.
Croacia tenía la igualada y buscó el segundo. Vlasic lo tuvo… pero no llegó. La República Checa jugó con los nervios rivales y se permitió ‘guardar’ los últimos 15 minutos a Schick. Les queda la batalla ante Inglaterra. Con cuatro puntos podrían meterse como uno de los mejores terceros… pero no quieren arriesgar. Croacia superó un momento crítico. Resistió y apagó las alarmas del descanso. Todavía están en la pelea tras danzar otra vez sobre el alambre. Ante Escocia, buscarán el pase. Siempre les quedará Glasgow.
por Jon Prada para Marca
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