El Barça liquida en media hora a un Osasuna que no tuvo opción, con doblete de Torres, tantos de Auba y Riqui Puig y un Dembélé en su mejor versión
Con tres goles antes de la primera media hora de partido, el Barcelona liquidó (4-0) el compromiso de Osasuna. Un partido que a priori podía convertirse en incómodo se puso rápidamente cuesta abajo ante un rival superado desde el primer momento por el dominio y circulación de balón del equipo azulgrana, que enlazó la cuarta victoria consecutiva en el Campeonato y que demostró estar preparado para ir al Clásico del próximo domingo con opciones. Un doblete de Ferran Torres y otro gol de Aubameyang, con dos asistencias sensacionales de Dembélé, ese futbolista tan desesperante como explosivo, liquidaron a Osasuna. Riqui Puig, en un tramo final de partido con rotaciones, completó la goleada.
Al proyecto de Xavi le hacía mucha falta una victoria como la que celebró ante Osasuna. Por el valor de los puntos y por el valor de la confianza. El equipo demostró que los automatismos se mantienen intactos pese a las dificultades de los dos últimos partidos. Con Pedri y Gavi incombustibles e intensos en los interiores y Sergio Busquets clarividente, el juego del Barcelona tuvo ritmo, seguridad atrás liderada por Eric, creciente en la salida de balón, también el desequilibrio que le puso Dembélé y esta vez además contundencia arriba. Ferran desatascó la cañería del gol.
Muy pronto el partido quedó prácticamente visto para sentencia. Osasuna no compareció, o quizás sería más justo decir que el Barcelona no permitió que compareciese. Desde el primer momento, el juego se desarrolló cerca del área pamplonica por presión de los azulgranas. Ahí estaba Dembélé, por la derecha, aparentemente con menos energía que Adama, en teoría reservado para lo que viene. En teoría, porque cuando al francés se le encendió la bombilla y se puso en modo asistente el choque acabó de dar el giro hacia su sentencia que había comenzado a dar en una acción de penalti sobre Gavi.
Protestaron los defensas de Osasuna, pero lo cierto es que la jugada ofrece poco margen para la duda. O ninguno. Busquets, tras recibir de cara un balón de Aubameyang, dio un sensacional pase vertical hacia el área, donde recibió Gavi llegando desde su posición de interior izquierdo. El joven centrocampista ganó la espalda a Nacho Vidal, que le trabó por detrás con el cuerpo mientras caía. Penalti claro que transformó Ferran Torres, que comenzaba su festival conjunto con Dembélé.
Inconstante y desesperante a veces pero absolutamente imparable cuando le da la vena, Dembélé se inventó una extraordinaria asistencia desde la derecha a Torres, un pase en diagonal al espacio, detrás de los centrales, por donde apareció el delantero valenciano para resolver a la perfección y superar limpiamente a Sergio Herrera. Y Dembélé repitió asistencia, esta vez a su amigo Aubameyang, también desde la derecha, para poner el 3-0.
Ousmane había acabado de decantar un partido que Ferran Torres, transformado por arte de magia tras su flojo partido del jueves, había puesto claramente en franquicia para los barcelonistas. Osasuna respiró un poco en cuanto el Barça levantó un poco el pie del acelerador y trató de modificar un planteamiento suicida reforzando la defensa con tres cambios de golpe y un tercer central en la segunda parte.
Nada, o poco, cambió en el desarrollo del partido. Si acaso, el trepidante ritmo de la primera parte no era el mismo de entrada, aunque en cuanto Dembélé cogía el balón y sentía la conexión de cables el juego del Barça aceleraba.
Es cierto que en la reanudación Osasuna intentó explotar más que en el primer tiempo la fragilidad defensiva del lateral derecho del Barcelona, muy efectista con sus bicicletas y poco efectivo a la hora de guardarse las espaldas en defensa. Vinicius aparece por el horizonte.
La puntilla de Riqui
Sergio Herrera impidió con un gran rechace que el festival de Dembélé quedase completado con un gol en un chut impresionante del galo. No pudo evitar, sin embargo, el cuarto del Barça en una acción de Riqui Puig, que remató un córner desde la frontal y aprovechó el rechace del meta para, primero, sentarlo en su salida y, después, rematar a gol con la derecha. En un final de partido con rotaciones, volvió Braithwaite y Memphis intentó un gol de espuelaante un rival entregado.
/MundoDeportivo
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