El equipo del Loco cayó como local 1-0 ante Newcastle, que había ganado solo una vez en 20 partidos disputados.
Parecía que había llegado el momento del despegue para el Leeds. Que tras un mal arranque de temporada, el inicio de 2022 recuperaba parte de ese rendimiento que lo transformó en un equipo con peso propio en la Premier League. Olvidarse de la zona de descenso y mirar hacia adelante, era el objetivo tras las dos victorias al hilo. Pero llegó el freno ante el rival menos pensado.
Otra vez el conjunto del Loco tropezó frente a su anemia ofensiva. Perdonó demasiado, extrañó nuevamente a un centrodelantero clásico que mande a guardar todos los ataques que genera y se diluyen en los metros finales.
Newcastle, que se conformaba con el empate, se llevó el premio mayor con un tiro libre en el que Illan Meslier no estuvo firme para evitar el 1-0 final.
Como suele ocurrir, el equipo de Bielsa planteó un partido de ida y vuelta, con presión constante y persecuciones hombre a hombre. Van uno contra uno por toda la cancha, tratando de imponerse físicamente y desde esa postura ofensiva avanzar en bloque.
El primer tramo del partido fue muy bueno para el equipo del Loco. Coincidió, claro, con la etapa en la que más frescos estaban sus jugadores. Robaba rápido y salía lanzado, especialmente con Harrison por izquierda. El volante venía de marcar los tres goles en el triunfo ante West Ham.
Fueron varios avances clarísimos hasta la puerta del área rival. Con desbordes, buenas triangulaciones y espacio para penetrar. Pero en todas, el problema fue el mismo: la terminación. Se repitió durante toda la temporada: le falta un 9 al Leeds, que sufre ante una nueva lesión de Patrick Bamford.
La más clara de la primera mitad la tuvo James con un remate exigido en el área chica que obligó a una atajada fenomenal de Dubravka.
Lo de Newcastle coincidió con su pobre campaña que parece llevarlo hacia el descenso: está antepenúltimo y llegaba con solo un triunfo en 20 partidos. Por eso no sorprendió que eligiera refugiarse en Elland Road. Aunque el visitante tuvo una ráfaga en el primer tiempo, cuando Leeds bajó el ritmo, y casi lo paga caro. Fue Meslier el que lo salvó ante una volea de Shelvey que se clavaba contra el palo.
Si bien es evidente la falta de un centrodelantero clásico que podría darle a Leeds el toque final que necesita, también chocó contra la mala fortuna. Siempre aparecía una pierna rival para bloquear el disparo al gol o le faltaban milímetros a sus atacantes para conectar los centros que llegaban desde los costados y terminaban cruzando el área.
Con el paso de los minutos perdió claridad y precisión el conjunto del Loco. Entró Tyler Roberts para intentar empujar los habituales vaivenes de Rodrigo y Raphinha,
Tanto perdonó Leeds, que Newcastle se lo cobró de la única manera que podía hacerlo: con una pelota parada. A 15 minutos del final, fue Jonjo Shelvey el que se hizo cargo del tiro libre al borde del área tras una fuerte y evitable infracción de Diego Llorente.
El mediocampista le pegó seco, fuerte y bajo al palo Meslier, que se vio sorprendido por un roce en el camino y el pique previo. Pudo haber hecho más el arquero del Leeds pero la pelota se clavó contra la red.
Si el equipo visitante ya se iba contento con el empate, desde el gol solo se dedicó a defender. Y desnudó aún más esas falencias del Leeds que ya no son novedad.
/Clarín
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