Cae con polémico gol de Acuña tras sobrevivir a un primer acto pésimo
El Atlético perdió cuando ya no lo merecía un partido que había merecido perder mucho antes. Lo perdió en una jugada que se las trae, además, porque nace en una evidente mano de Ocampos ante la que Gil Manzano se hizo el longuis. Nos contarán que el VAR no dice esta boca es mía porque no es acción inmediata, o lo que sea, Suso, Navas y Acuña construyeron un gol maravilloso a partir de ahí, pero es que eso tiene que verlo el del silbato. Gil Manzano completaría su labor de orfebrería, por cierto, con sendas tarjetas a Suárez, Llorente y Kondogbia que les convierten en baja para la próxima salida rojiblanca. A Sevilla otra vez, mire usted por dónde.
No hay modo racional de entender que, transcurridos 20 minutos del mismo, el Sevilla no hubiera resuelto el partido. Mucho tuvo que ver Oblak, claro, sobre todo sacando un penalti a Ocampos, también parando las de Suso o Jordán, pero ni por ésas se sostenía el resultado de un arranque en el que también se consigna que Felipe negó con la cara el gol que buscaba De Jong con su cabezazo. Era un aluvión aquello, un abuso futbolístico, pero no tenía reflejo en el marcador. Luego llovió menos, pero es que hubiera resultado imposible que siguiera lloviendo lo mismo.
Buscando explicaciones por lo futbolístico tendríamos que rellenar un libro en lugar de una crónica. El Sevilla se manejaba con el método habitual, recuperando en un periquete la pelota cuando de tal se trataba, manejándola con gusto después, buscando superioridades por todas las zonas (especialmente por la derecha) y llegando cada dos por tres a zonas de remate… pero en ese primer acto fue que no. Enfrente, un guiñapo. Por lo colectivo con una defensa que se mete atrás antes de que el rival se lo exija, con un mediocampo absolutamente permeable en la presión (o lo que sea eso) y con Suárez allá se las apañe, que mal se las puede apañar sin balón.
Luego está lo individual. Felipe coqueteó con la tarjeta roja en la primera llegada sevillista, llevándose por delante a Ocampos cuando el balón andaba lejos ya de sus posesiones. Saúl hizo justo después a Rakitic el penalti con el que ya flirteaba también Giménez en la misma acción. Lodi duró poco más de media hora sobre el campo, y si acaso al retirarse le dolía el cuerpo mucho más le dolería el alma. Eran tres ejemplos del estado actual de un líder que ya sabe una cosa más de Joao Félix, que no está cuando se le necesita, y que insiste con Koke como ancla, en el puesto que por ejemplo luce Fernando en el Sevilla. Ya se sabe lo de las comparaciones: son odiosas.
Precisamente el capitán rojiblanco dejó noticias de su equipo sobre el ecuador de ese infierno que fue para el Atlético la primera parte, un disparo que de tanto pensarlo fue poca cosa, pero hubo que esperar a la aparición de Correa para que se interrumpiera el monólogo local. Pudo entender Simeone que para hacerse con la pelota necesitaba otro mediocentro ahí, pero la confianza en los que tenía en el banquillo anda más bien justa. Así que el argentino, con su dosis de caos, y que sea lo que el fútbol quiera. Como durante un tramo hubo cierto igualdad la recta final aún dejaría algún otro chiste defensivo visitante, quizás para que no se olvidara lo que venía siendo la contienda. Savic se había perdido el partido a ultimísima hora. Lo del perro flaco, viene a ser…
No suena a barbaridad que el pase exterior del citado Correa en la primera jugada de la reanudación fuera lo más peligroso del Atlético hasta ese momento, más allá de que Suárez no llegara a la pelota. Efectivamente, el partido iba a tender por fin al equilibrio porque el despliegue nervionense ya no era tal y porque el rival agradecía que Lemar hubiera retrasado metros para hacerse con la pelota. En éstas un brasileño atizó y la amarilla fue para un argentino y un uruguayo: parece un chiste, pero la discusión entre Acuña y Suárez llegó después de que Diego Carlos pegara teniendo una tarjeta ya.
Lopetegui envidó con En-Nesyri, porque lo del banquillo de unos y otros también podría analizarse. Luego llegó el gol, descrito está. Inmediatamente después Hermoso perdonó el empate. Y entonces fue cuando El Cholo hizo un doble cambio para meter a los pivotes que no había metido antes… retirando a Lemar. El que pueda, que lo explique. La única ocasión digna de tal nombre desde ese momento la tuvo Correa en la prolongación. Bono sacó la pelota y el líder está a punto de dejar de serlo. El que se fue a Sevilla, ya se sabe…
/Marca
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