Los goles de Rodrygo y Valverde reflejan la superioridad del líder, invicto en el parón. La energía del Atlético aguanta hasta el 0-1, y la reacción final acaba con la roja a Hermoso
Bailó Rodrygo. Bailó Valverde, Carvajal, Militao. Y bailó Vincius. Bailó el Madrid al completo en una demostración de autoridad, poderío y madurez de un equipo que impuso su ley en el Metropolitano. Aprovechó el momento dudoso del Atlético, el lento retroceso de sus centrales y la confusión por tratar de ganar el derbi desde la emoción. Ganó el fútbol, y el Madrid está a estas alturas un peldaño por encima del vecino. Tiene una defensa hecha, un centro del campo dominante y un ataque dañino, supersónico. Líder intratable, en LaLiga y en Europa, los nueve triunfos antes del parón confirman el poso del equipo de Ancelotti. Al Atlético no se le puede discutir su coraje para pelear su suerte hasta el final. Apretó el marcador, buscó el empate, pero perdió los nervios.
No, no fue un derbi como los demás. El ruido de la semana caldeó la previa, y se comprobó con los asquerosos cánticos racistas de los de siempre en el exterior del estadio. Vinicius Junior, en el centro de todos los focos, saltó a calentar como parte del once inicial de Ancelotti, faltaría más. Una cosa es el debate de si su estilo de juego puede ofender al rival buscando caños y lambrettas, y otra muy distinta etiquetarle como provocador por bailar tras un gol. Como si no bailase nadie. Vamos, lo del culo y las témporas. El brasileño se llevó la gran pitada al cantar la alineación. A jugar. Y allí encontró a Marcos Llorente frente a él, dispuesto a medirse en un duelo a cabalgadas.
No fue el ex madridista la gran sorpresa en la alineación del Cholo, sino Griezmann. Si había un partido donde gastar una de sus titularidades era este derbi. Que no era definitivo, pero sí uno de esos bisagra para definir hacia dónde va el Atlético. Y no se puede negar que el Atlético salió al césped excitadísimo, peleando cada pulgada. Lo intuyó bien Ancelotti, que metió a Kroos y Modric para regular el ritmo de juego. Es cierto que el primer aviso fue de Felipe en un cabezazo cómodo, y que al Madrid le costó hilar una jugada. Cuando lo hizo fue letal.
Bastó una arrancada en diagonal de Valverde para descomponer al Atlético. Rodrygo arrancó hacia dentro, se apoyó en Tchouaméni, el francés picó el pase al espacio, no llegó Felipe y el delantero brasileño empaló a la red. Exquisito el francés, explosivo Goes, que se fue al córner a bailar. Nada ni nadie va a cambiar el de un brasilero. Cayeron objetos y sonó por megafonía el primer aviso. Se repuso el Atlético enganchándose a su mejor hombre, Griezmann, que pudo empatar al escaparse desde el medio, asomarse a la frontal y detonar un zurdazo excelente. Como las manos de Courtois para desviar el remate. Rugió el Metropolitano, consciente de lo que pierde sin contar con la titularidad del francés cada jornada, pero el Madrid había descubierto la flaqueza rojiblanca, la espalda de Felipe y Witsel, un regalo para Vini y Rodrygo.
Con el Madrid más cómodo a cada minuto, relajada la presión atlética, Vinicius recibió en la izquierda, se apoyó en Modric y le ofreció un desmarque que el croata aceptó como la invitación a una fiesta de etiqueta. Se fue Vini como un rayo, enfrentó a Oblak, remató contra el palo y Valverde, halcón charrúa, no soltó la presa. 0-2. Ventaja sólida que el Madrid gestionó hasta el descanso, sólo alterado por una buena incursión de Carrasco. Poca producción para tanto derroche rojiblanco.
No hubo cambios tras el descanso, así que el Madrid prolongó su control del derbi. Tocó mucho y bien porque tiene futbolistas con pie de seda para no perder la pelota. Brillaron Kroos y Modric en esa fase. Faltó descorchar alguna jugada con una internada, un tiro, una llegada que convenciera al Atlético de que no había nada que hacer. No lo hicieron, dejando margen al Atlético para un arreón. Lo buscó el Cholo con Cunha y Morata, retirando a De Paul y al desaparecido Joao Félix. No estuvo cuando más le necesitaba el Atlético. Por los cambios, por inercia o por la urgencia, el partido se volcó hacia el área de Courtois.
Fue el turno entonces de la defensa blanca, que brilló en el tramo final. Entró Rüdiger para ocupar el lateral de Mendy. Lograron entre todos anular las incursiones rojiblancas, pese a la voluntad de Correa. Todo corazón. En una pelota peleada sobre la línea de fondo de Angelito se originó el córner que apretó el derbi. Midió mal Courtois y Hermoso, casi sin querer, anotó el 1-2. Diez minutos para convertir el Metropolitano en un manicomio. Intentó bajarla Griezmann, entraron Camavinga, Ceballos y Asensio, y tras una falta de Carvajal, Hermoso entró en combustión. Dos amarillas en minuto y medio. Allí acabó la ilusión de un Atlético que no se entregó hasta ese último aliento. El Madrid se va al parón contando sus partidos por victorias. Un líder indiscutible.
/Marca
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