El Real Madrid se metió en las semifinales sufriendo de lo lindo. El Atlético se adelantó y dominó en el Bernabéu con un gol de Morata y un fútbol excelente. La entrada de Ceballos cambió el decorado, restableció el equilibrio y favoreció la aparición del talento. Rodrygo forzó la prórroga con un gol maravilloso, Benzema anotó en el primer acto del tiempo extra y Vinicius remachó la clasificación, en el 120. Honor a un Atlético que rozó el empate con diez. Un adversario grande y valiente.
Si era lógico abrir paso en San Mamés a Ceballos y Asensio, también lo era colocar en una final a Modric y Kroos. No hay secretos para ambos en esta clase de partidos. Junto a Camavinga en el eje y Valverde como falso extremo derecho, debían gobernar un derbi complejo. Simeone recargó su centro del campo para soltar a Griezmann. Bajo esos parámetros empezó a disputarse el partido de fútbol, que al final es lo importante, y no los indeseables que lo ensucian. Total, que en ese arranque fueron protagonistas los defensas, con Reinildo y Hermoso evitando el toque definitivo de Vinicius y Modric, y Militao achicando un par de balones con intención.
Al Madrid se le suele reprochar que no aprieta de salida, y al cuarto de hora empezó a destensarse. Lo interpretó bien el Atlético, que explotó el sector débil del Madrid. Nahuel Molina aprovechó que Vinicius no le siguió, Koke le sirvió al desmarque, el argentino tocó de primeras y Morata completó su primer gol en un derbi. Gol excelente, en la teoría y en la práctica, premiando la intención de Simeone.
El gol consolidó la superioridad rojiblanca. El Madrid era incapaz de robar una sola pelota cuando el Atlético circulaba, con Griezmann siempre libre entre líneas. Le encontraba sobre todo Koke, enorme como eje del Atlético. Acaban los ataques con diagonales a la espalda de los laterales, Nacho y Mendy. Nahuel y Lemar pudieron hacer más grande el boquete blanco, colocado de nuevo en las dudas de hace diez días. Como si lo de Villarreal y San Mamés no hubiera ocurrido. Impreciso Valverde, entregado el mediocampo, Millitao defendía el fuerte junto a Camavinga, que acabó el primer tiempo como lateral zurdo por la lesión de Mendy. Entró Ceballos y subió la temperatura, tras un pique con De Paul. El Madrid recobró el pulso.
Pues de nuevo con Ceballos en el campo, el Madrid tuvo otro ritmo. Puede que por Ceballos,que se está haciendo necesario. Y por Camavinga, más incontenible cuanto más campo tiene por delante. Y también porque el Atlético dio un paso atrás, quien sabe si obligado por el contrario. Ya no había largas posesiones rojiblancas, ni mandaba Koke en la medular.
Pudo empatar el Madrid con un remate de Nacho que rozó con el tacón Valverde. O en otro disparo de Benzema, dentro del área, que Vinicius no acertó a resolver. Llegados a este punto conviene detenerse en el partido de Vini, controlado por Nahuel y por Savic. Habrá jugadores que brillan más en el lío, pero el brasileño pierde foco y finura. Metió cambios el Cholo y recobró control a costa de perder presencia en campo contrario. O sea, Witsel por Morata. Correa arriba, con Griezmann por detrás. MIentras, Ancelotti quitó centrocampistas para meter atacantes. Puerta grande o enfermería. Entraron Asensio y Rodrygo, experto en el alboroto. Cuando al resto le falta oxígeno, él pone clase y piernas. Le bastó controlar una pelota en línea de medios para dibujar un jugadón individual, de toque corto, eludiendo a Witsel, a Savic y colocando con un pase a la red junto al palo. Golazo.
El Cholo buscó refrescos en el medio y el ataque. Tuvo una contra de Griezmann, previa al empate, y otra clamorosa, en fuera de juego. Carrasco y Memphis podían explotar la falta de elaboración blanca, pero con los minutos crecía Ceballos, omnipresente. No hubo más remedio que ir a la prórroga, y allí cayó el Atlético. Primero, porque Griezmann, exhausto, tuvo que ser sustituido. Después, porque Savic, que había hecho un partido extraordinario, vio dos tarjetas en tres minutos, ambas evitables. El Atlético se desordenó, Asensio entró por derecha, sirvió el pase atrás y Benzema remachó, tras no concetar Vinicius y Rodrygo. Parecía hecho, pero es la Copa. Y con diez, sin nada que perder, el Atlético se fue arriba. Coraje y corazón. Pablo Barrio dejó destellos de su clase, tuvieron los rojiblancos un par de opciones, arrinconando a los madridistas, pero en la última contra remachó Vinicius el pase. Tormento y éxtasis blanco.
/Marca
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS