El líder golea con buen fútbol a una Real que se adelanta de penalti y confirma su escapada en la tabla, ocho puntos, antes de la visita clave del PSG
No hay mejor forma de preparar un torneo que encarrilar un título. El Real Madrid ofreció una remontada notable para aprovechar el tropiezo del Sevilla y establecer ocho puntos de ventaja, un mundo. Más allá de esa distancia numérica, el Madrid mostró su mejor versión en el torneo por juego e intensidad, encajonando a la Real Sociedad y mostrando todas sus fortalezas, incluido su centro del campo dominante. Con Camavinga junto a Modric, respaldados ambos por Casemiro, el equipo de Ancelotti fue incontestable.
No se le puso la noche de cara al equipo blanco, pero fraguó su poderosa reacción en un momento clave. Fueron diez minutos de torbellino blanco, los previos al descanso, donde dieron la vuelta a un partido complicadísimo, por el resultado y por el rival. Fiel a la tradición, la Real se puso por delante gracias a un penalti por imprudencia temeraria de Carvajal, que sigue sin coger el punto a las acciones ajustadas dentro del área propia. Gil Manzano vio el pisotó a Silva y señaló la pena máxima que transformó Oyarzabal, duro, con empeine total, anulando la intuición (o el buen trabajo previo) de Courtois.
Así se puso el panorama, con marcador en contra, un equipo de toque exquisito enfrente y sin demasiados juego en área enemiga. Tenía el Madrid la posibilidad de estirar la distancia en LaLiga hasta los nueve puntos, una enormidad, y se veía a cinco. Puede que fuera esa inquietud, el ánimo del Bernabéu, muy poblado en el ensayo antes del PSG, o el repliegue exagerado de la Real en busca de la contra definitiva de un galgo como Isak. El caso es que el Madrid se instaló en campo donostiarra, forzó los errores en la salida rival y se apoderó del balón.
La apuesta forzada por Camavinga, ausentes Kroos y Valverde, dio otro aire al Real Madrid. Trabaja sin balón una barbaridad, y además libera a Modric de muchos retornos. El francés perdió algunos balones en el tramo en que Rodrygo era la mejor opción para desbordar, con Gorosabel fuera de sitio, pero después de algunos remates a larga distancia de Casemiro, probó y cambió el partido. De parado, desde unos 30 metros, armó el disparo y detonó un zurdazo imponente que sorprendió a Remiro, tras rozar levemente en Illarramendi.
El gol se tragó a la Real, que a renglón seguido perdió otra pelota de riesgo en cobertura y anotó Benzema, a pase de Modric. El juez de línea vio un fuera de juego milimétrico y el VAR lo validó En plena efervescencia blanca, tras una parada de Remiro taponando una gran jugada entre Benzema y Rodrygo, el córner siguiente desembocó en Modric que se echó atrás, calculó la parábola perfecta y colocó en la escuadra con el interior. El tiro de calidad que sueñan todos, hasta en el FIFA.
Exhibición blanca
Imanol cambió el plan en el descanso. Retrasó a Zaldua al lateral para meter a Rafael, anterormente conocido como Rafinha, y Djouahra por Silva y Pacheco, superados por el partido. Defensa de cuatro y a buscar el empate. Eso sí, al estirarse , abrió las puertas al Madrid, que buscó el tercero. Remiro saco un buen tiro cruzado de Benzema desde la frontal, y de haber estado inspirado Vinicius en el último pase, la brecha habría sido casi insalvable.
Disfrutó el Madrid, liberado de tensión. Ese tramo explicó las razones por las que es líder destacado, desde la firmeza de sus centrales (en alguna acción ubicados como doble ariete), la intensidad de sus laterales titulares, la precisión del centro del campo y la creatividad de sus atacantes. Encadenaba pases, llegaba al área y aunque no acababa muchas jugadas, recuperaba muy pronto la pelota. Imanol metió otros dos cambios, Aritz y Zubimendi, y aunque no se arrimaba a Coourtois, tenía el partido a tiro de genialidad. El VAR evitó otro gol blanco, tras concederlo Gil Manzano, por un fuera de juego claro de Rodrygo previo a la diana de Benzema, en una buena jugada entre los tres delanteros.
Pero si el VAR te lo quita, el VAR te lo da. Vinicius recibió en la izquierda, se escapó tras combinar con Camavinga y al llegar al costado del área recortó a Aritz, que derribó al brasileño. Gil Manzano pitó fuera, pero el vídeo decretó que dentro. Benzema anotó con frialdad, cerrando la disputa por los puntos, pero no el marcador. Entró Asensio y anotó el cuarto, agrandando la herida de una Real desconocida. Floja de ánimo y, lo más sorprendente, de juego. Incluso acabó con diez, por lesión de Djouahra. Al equipo donostiarra le pasó por encima un Madrid excelente, que tiene muy encarrilada LaLiga y sueña en Champions. Se lo ha ganado. Con creces.
/Marca
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS