Se mete en su primera final Europea y se medirá al todopoderosos United
Es día de comenzar con el himno. «La ilusión de todo un pueblo…». El Villarreal jugará la primera final de su historia. Y lo hará contra un transatlántico europeo, el Manchester United, después de dejar en la cuneta a otro, el Arsenal. El efeto Emery pudo contra la maldición del último escalón. Una alegría enorme para el fútbol español que cuela a uno de sus representantes en unas finales que copan los ingleses. Las lágrimas fueron, esta vez, de alegría. Después de cuatro decepciones seguidas, era su momento. El que llevaban buscando desde que se fundó el club, el que Fernando Roig ha perseguido durante un cuarto de siglo. El amarillo invade Europa. Es de justicia.
Cuando Roig decidió darle el poryecto a Unai Emery sabía a quién fichaba. Mister Europa League. El técnico español más laureado de los últimos tiempos. Un seguro. Casi un fetichista de la competición. Y Emery tiene el gran mérito. El de Ondarribia merece un aparte, una parada y fonda. Una reflexión. Una sentada.
La última vez que el Villarrel saltó a un campo inglés a jugar una semifinal europea, Anfield, le temblaron las piernas. Esta vez la cosa fue diferente. Los de Emery cogieron el toro por los cuernos. El plan era bueno. Dominar, proponer, ahogar al Arsenal en sus propias dudas. Y la cosa funcionó en la primera mitad. Los amarillos se encontraban todo lo cómodos que se puede estar en Londres jugando ante un grande de Europa. Las primeras llegadas fueron suyas. Un gran disparo de Samu, que depejó Leno y una falta en la frontal de Parejo que se fue por poco.
Con el partido controlado llegó al lesión de Chukwueze, el gran agitador de Unai. No se arrugó el vasco y dio entrada a Yeremy, otro que encara hasta que no puede más. El Arsenal lo apostaba todo a su estrella. Aubameyang, que hace unas semanas estaba en la cama con malaría, era la esperanza gunner. Su primera llegada salió de sus botas. Una pelota suelta en el área tras varios rechaces que logró rematar al palo. Más tarde puso a prueba a Rulli desde lejos y el argentino estuvo cerca de cometer uno de esos errores que te persiguen en toda tu carrera, pero reaccionó. El trabajo colectivo del Villarreal daba sus frutos.
Tras el paso por el vestuario, el equipo londinense salió con otros bríos. O marcaba o se quedaba sin final. Pepé llegó en dos ocasiones seguidas metiendo el miedo en el cuerpo a los de Emery. Luego llegó la ocasión de Rowe que se fue por poco. Mal augurio. Al apretón inglés respondió el Villarreal con dos buenas llegadas de Gerard y Pino. Se igualaba la cosa. Pasado el susto, el Villarreal supo templar los nervios y no agobiarse. Volvió a tomar el control del partido, pero la tensión subía a medida que se avistaba el final del encuentro.
Un gol lo cambiaba todo. Los últimos 20 minutos fueron de agobio inglés. Se la tenían que jugar y lo hicieron. El remate de Aubameyang al palo a falta de diez minutos hizo contener la respiración al más optimista. Aguantó de pié el equipo y lloró, pero esta vez de alegría. Endavant.
/Marca
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