Un doblete de Messi, un partidazo de los carrileros, un De Jong estelar y un Ronald que sella (por si acaso) su continuidad
Se sentaba en la posición más privilegiada del palco el Rey Felipe VI y arrancaba la función. El himno protocolario (a todo trapo a pesar de no haber ningún ‘riesgo’ de serenata de pitos sin un alma en la grada), los dos equipos en formación. Una final en pandemia, pero una final al fin y al cabo. Los jugadores del Athletic sintiendo un ‘dejà vu’ inevitable al estar siguiendo al dedillo exactamente el mismo protocolo que dos semanas atrás.
Quizás por esa sensación extraña y ese mal recuerdo los de Marcelino han salido totalmente acongojados. Han tardado casi tres minutos en tocar un balón. El Barça copaba el 100% de la posesión e intentaba buscar un hueco, como siempre, con los carriles como principal amenaza. La ocasión más clara de la primera mitad ha llegado muy pronto. En el 4’ una combinación dentro del área entre Leo y De Jong acababa con un tiro cruzado del neerlandés que se estrellaba contra el palo.
EL ATHLETIC, METIDO ATRÁS
Desde una grada de prensa abarrotada (habría más de 100 periodistas) las voces de las radios se desgañitaban. Poco después llegaba una asistencia de fantasía del ‘10’ para Griezmann que el galo no sabía resolver al quedarle el control orientado en la pierna menos hábil. Olía la sangre el Barça.
El único susto en toda la primera mitad para los de Koeman llegaba en el 11’. Falta lateral que botaba Unai López que encontraba la bota de Íñigo Martínez. El central de Ondarroa, inexplicablemente solo, rozaba el primero. Un espejismo, eso sí. En el 18’ Piqué daba el susto tras un corte a ras de césped. Se tocaba la maltrecha rodilla y Araujo salía ‘ipso facto’ a calentar. Por suerte, falsa alarma.
BAJÓN DE INTENSIDAD
Hasta el término del primer tiempo ha continuado el mónologo de los azulgrana, que, eso sí, no han generado ninguna ocasión clara más allá de una triangulación entre Messi y Mingueza (de nuevo rayando a un gran nivel el de Santa Perpètua) que terminaba con remate del de Rosario contra la defensa. Un centro de Williams que atajaba Ter Stegen, lo único salvable de un Athletic que se daba con un canto en los dientes por mantener el 0-0.
Por cierto, Messi y Martínez Munuera mantenían un ‘bonito’ idilio tras una acción en la que el argentino reclamaba cartulina para Dani García por un manotazo.
Si la primera parte comenzaba con un Barça dominador, en la segunda pasaba un ciclón por el área de Unai Simón. La primera, en el 47′, clarísima, en un centro raso medido de Dest que habilitaba solo a Griezmann ante el portero vitoriano. Un pie milagroso de Unai salvaba a los leones. En el 51′, un disparo ajustado de Pedri obligaba a intervenir de nuevo al guardián del cuadro vizcaíno.
11 MINUTOS ANTOLÓGICOS
En el córner posterior le caía un balón muerto a Busquets en el área pequeña y su remate, un gol cantado, lo salvaba un Unai mayúsculo. Nada ha podido hacer el arquero con otra acción por el carril diestro en la que De Jong ponía otro caramelo para El Principito y este ahora sí no perdonaba.
Por fin abría la lata el Barça después de darse de bruces una y otra vez. Era el minuto 60 y a partir de ahí se desatascaba el desagüe. Como si un fontanero hubiera irrumpido en la alfombra de La Cartuja para liberar el conducto goleador azulgrana, un gol tras otro se ha ido sucediendo. Un Barça exquisito se gustaba, se encontraba y el Athletic apenas podía ejercer de espectador.
En el 63′, un centro lateral de Jordi Alba tras combinación con Messi lo cabeceaba al fondo de la red Frenkie de Jong. Qué partidazo del ex del Ajax. Clínic. Pero la cosa no se paraba ahí. En el 68′ una triangulación celestial entre el propio neerlandés y Messi desembocaba en el 0-3 del argentino. Un Lionel que repetiría en el 72′ con un disparo cruzado ante el que un Unai ahora sí desbordado no podía responder (0-4). En 11′ un tifón había arrasado con todo en la capital andaluza.
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