Parece que el frío glaciar le siente bien al Barça. Recital en Kíev, goleada holgada en Budapest y recital en la primera parte en El Alcoraz con una sensación térmica que rebajaba con creces los cero grados. No queremos precipitarnos. Ya van varias ocasiones en lo que llevamos de temporada en las que el cuadro de Koeman nos regala ‘amagos’ de gran fútbol y actuaciones corales de notable alto tirando a excelente a las que no logra dar continuidad. Y eso no hace sino generar más frustración. Así que nos limitaremos a alabar y a intentar narrar lo de esta noche en la ciudad aragonesa y a esperar de nuevo que se pueda prorrogar en los próximos compromisos y, de una vez por todas, disfrutemos de algo sólido y con cimientos.
PUESTA EN ESCENA INMEJORABLE
En fin, la puesta en escena del FC Barcelona ha sido muy buena. Koeman ha apostado por deshacer el 3-5-2 de estas últimas ocasiones (algunos han echado en falta algo de valentía para darle un voto de confianza a pesar del pinchazo ante el Eibar y otros lo han celebrado). El sacrificado ha sido Mingueza. Con Pedri por dentro y Messi partiendo de la derecha, con Dembélé ubicado en el costado izquierdo y formando una asociación altamente dañina con Alba y Braithwaite de referencia total. Precisamente desde el lado zurdo ha llegado una batería de peligro en los primeros 10 minutos. La primera, clarísima, en un centro de Alba que Martin tocaba sutil e inteligentemente de tacón y Pedri remataba a bocajarro contra Álvaro Fernández. La segunda, una volea fallida de Messi tras servicio de Jordi. La tercera, otra del de L’Hospitalet que Braithwaite no remataba por un par de números de bota.
Ya había comenzado el recital de Dembélé. El de Pedri apareció un par de minutos más tarde. El galo, al que si respetan las lesiones veremos muy a menudo partiendo de inicio, ha sido un dolor de muelas para un Huesca que quería estar ordenado, compacto, pero que se veía desbordado por la genialidad de Ousmane, Pedri y Leo. El de Vernon protagonizaba una arrancada ‘diabólica’ que acababa en un remate suyo tras pase de Pedri que se estrellaba contra Pulido. Y después de un cabezazo de Pedri que se marchaba ligeramente desviado llegaba el primero, el más complicado, el que abría la lata.
Centro lejano delicioso de Messi y De Jong, desplegándose, remataba de forma sutil para hacer subir el 0-1. Lo más difícil estaba hecho. El plan de Míchel se veía trastabillado por un FC Barcelona muy fino en las asociaciones y que, esta vez sí, encontraba espacios ante un rival muy metido atrás. En las botas del de Rosario estaba el segundo, pero su libre directo era repelido por un Álvaro gatuno y providencial al filo del descanso. Los futbolistas se marchaban a vestuarios con una sensación de superioridad abrumadora de los de Koeman, pero con un duelo que se mantenía abierto y vivo.
CONTROL TOTAL, PERO SUFRIMIENTO INNECESARIO
/Escrito por Sergi Capdevila para Sport de Barcelona
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