El francés estudió con Ancelotti que lo mejor para el Real Madrid es que juegue con libertad de movimientos y el brasileño explote el regate y la velocidad por su banda preferida
Sabíamos que Mbappé es un chico normal, que no se siente en un escalón más alto, que no se cree una estrella y sobre todo que no piensa que es superior a los demás. Pero hay que plasmarlo en el césped y en el vestuario. Y lo ha dejado claro con hechos. Su conexión futbolística y personal con Bellingham, Camavinga, Vinicius, Tchouaméni, Rüdiger, Modric y Carvajal es total. Y el antimadridismo sociológico está que trina.
Florentino Pérez fichó a Mbappé y desde el primer momento los enemigos del Real Madrid hablaron de un divo en el vestuario que rompería el buen ambiente del campeón de Europa. Los odiadores profesionales del conjunto blanco explotaron dialécticamente su rabia diciendo que el francés sería un futbolista que lo querría todo para él y que terminaría chocando con Vinicius y con Bellingham.
La gente normal sabíamos que eso era una gran mentira, pero la casa blanca está acostumbrada a contestar a los enemigos acérrimos con hechos. Quince Champions, seis en los últimos once años, grandes jugadores históricos a lo largo de tres cuartos de siglo y ahora llega el triángulo de las Bermudas: Mbappé, Vinicius y Bellingham. Tres candidatos firmes al Balón de Oro y un título conquistado en el primer partido que juegan juntos.
El antimadridismo es como el avestruz, introduce la cabeza dentro de un hoyo para no ver la realidad. Una de las falsedades más claras de los ataques al nuevo Real Madrid de Mbappé era decir que Vinicius se enfadaría porque el parisino le quitaría el sitio en la izquierda.
La verdad y nada más que la verdad es que el brasileño no se habría molestado en esa hipótesis, pero es que ni siquiera ha ocurrido esto.
Para dolor mental del antimadridismo sociológico, la única realidad es que el Real Madrid es históricamente muy grande porque tiene grandeza de miras y no observa el corto plazo, ni admite el egoísmo individual. Gento, Puskas y Di Stéfano nunca se pisaron la manguera y entre todos regaron al Real Madrid de Copas de Europa. Ahora, la historia se repite.
Ancelotti ha analizado con su cuerpo técnico, con Mbappé y con Vinicius qué era lo mejor para el Real Madrid. Y la estrella francesa estudió con el entrenador que lo mejor para él era disfrutar de libertad de movimientos por todo el ataque para combinar con Vinicius, con Bellingham, con Rodrygo, con Valverde y con Carvajal. Y lo mejor para todos era que Vinicius explotara su velocidad y su regate por la izquierda, que es la zona preferida del brasileño para rendir al máximo. Y lo mejor para Kylian era aprovechar los destrozos que genera Vinicius para recibir pases de gol desde esa zona.
La estrategia ofensiva de Carlo está definida. Quiere que Mbappé haga lo que quiera y desarrolle su talento, sus desmarques y su disparo gracias a los pases de Vinicius y de Bellingham. Los tres forman un Triángulo de las Bermudas que no les separa más de diez metros por ningún lado. Y pueden volver locas a las defensas con sus rotaciones y su magia para hacer paredes y romper muros.
Esas rotaciones las vimos en la Supercopa de Europa. Bellingham dio pases de oro colocado de extremo izquierda, como sucedió en el segundo gol frente a la Atalanta. Mbappé entendió el centro inteligente del inglés y llevó a cabo un desmarque descomunal para marcar un golazo. Di Stéfano y Pelé lo dijeron siempre: los grandes jugadores caben en un mismo equipo.
Los delanteros del Real Madrid pueden rotar sin miramientos porque todos tienen tanta calidad que pueden jugar de extremo y delantero centro. Vinicius es diestro y entra por la izquierda. Rodrygo funciona por la izquierda y como segundo punta. Mbappé rinde en todos los capítulos.
El francés jugará por su banda natural, la izquierda, en diversas fases de los partidos. En esas situaciones Vinicius ejercerá de delantero centro, un cometido que ya vivió la temporada pasada con un gran rendimiento de goles, nada menos que 24.
Esos relevos de ambos delanteros tendrán siempre un epicentro, Bellingham, que surtirá de pases a los dos. Y el mayor peligro para los rivales será la noria de estos tres grandes futbolistas rotando. Lo demostraron frente a la Atalanta.
Mbappé se ha marcado el reto de anotar 50 dianas en su primera temporada en el Real Madrid. Lo firma. Decir esto significa que el propio Kylian ha asumido que con los espléndidos futbolistas que tiene a su lado puede establecer plusmarcas de goles como las que selló Cristiano. En el PSG, con todo respeto, no era lo mismo. Siete años y ninguna Champions. En el Real Madrid, Mbappé vive el título de una película: volver a empezar.
/ElDebate
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