El alemán dirige a un Madrid autoritario y firma un golazo de los suyos. Superioridad total blanca ante un rival que no fue ni la sombra del que sorprendió en el Bernabéu
El Real Madrid impuso su ley en Tiraspol, la del viejo campeón que no se deja intimidar. El criterio de Toni Kroos en la dirección, acompañado por un centro del campo en modo rodillo, decretó una victoria incontestable, arrugando a un Sheriff que no pudo ni soñar con la gesta del Bernabéu. Fue muy inferior, en el marcador y sobre todo en el césped, donde de nuevo Athanasiadis fue su mejor elemento. Esta vez le llegó para evitar la media docena. Al Madrid le basta con la mitad para plantarse en octavos y decidir el primer puesto al abrigo de su estadio, ante el Inter.
Quedan dos semanas para ese duelo clásico. Mientras tanto, Ancelotti acumuló más méritos al acertar desde la apuesta inicial. Metió a Militao tras la rotación ante el Rayo y a Rodrygo, recién salido de lesión, por Asensio, pese al buen papel de Marco en Granada. Goes desniveló al Sheriff por la derecha, ofreciendo al Madrid una amplitud ofensiva inusual. Acostumbrados a buscar a Vinicius en la izquierda, la otra banda se convirtió en el principio del fin para el Sheriff.
Salió animoso el equipo moldavo, luciendo presión y buscando la velocidad de Traore. La zurda de Thill, la que selló el histórico triunfo en el Bernabéu, era la principal amenaza local, en el pase o en el remate desde fuera. No duró mucho el arreón, hasta que Kroos comenzó a regular el tráfico. Mejorando cada pelota que pasaba por sus dominios, el alemán gobernó el partido al milímetro. Fue quien más destapó las internadas por la derecha de Rodrygo y Carvajal, y apareció por todos los sectores.
Si el Madrid tardó en abrir el duelo fue de nuevo por las manos de Athanasiadis. El héroe de Madrid amagó con pedir una estatua a las puertas del Stadion Tiraspol, desviando el primer remate venenoso blanco, de Kroos, y sacando un tiro seco y cruzado de Rodrrygo. No parecía fácil de batir por los métodos convencionales, así que una falta en posición ideal para un zurdo reclamó la eficacia de Alaba. Decían los viejos entrenadores que tan cerca de la frontal hay que asegurar portería con potencia, por el remate directo o por el posible rebote. Diparó Alaba, al palo del portero, y el desvío de Cristiano sorprendió a su portero.
Quedó claro entonces que el Sheriff es otro cuando va a remolque en el marcador. Se estiró con timidez, lo suficiente para abrir espacios que explotó el Madrid. Entró Modric por la derecha, combinaron en la frontal Vinicius y Rodrygo hasta servir a la fronal para que Kroos sacase el putt y embocara en la escuadra. El gesto técnico del alemán, acomodando el cuerpo y girando el tobillo como goma, de museo. El balón tocó en el travesaño y botó dentro, como aquel de Michel en México. Esta vez al árbitro polaco le vibró el smartwatch para decretar el 0-2.
En la pausa ya se masticaba la goleada. El centro del campo blanco ha alcanzado velocidad de crucero, y el Sheriff, tras amenazar con salir en velocidad un par de veces en el primer tiempo, dejó de asomarse en ataque, así que el tercero era cuestión de tiempo. Anotó Benzema, tras una buena maniobra hacia dentro de Mendy, y el técnico local relevó a casi todo su ataque. También el Madrid interpretó que el partido estaba liquidado, como mostró Casemiro al irse a charlar con Casemiro sobre variantes tácticas, la fresca temperatura en Tiraspol o la posibilidad de forzar la amarilla y no estar ante el Inter para pasar limpio a octavos. Sonrió cómplice el brasileño mientras su técnico negaba con el dedo. No, no y no,
El Sheriff pudo descontar con dos ataques consecutivos. Traore se revolvió y Courtois sacó un obús. En la continuación, Cristiano, el lateral, cabeceó a la madera. Fue justo después de que se retirase tocado Alaba. No hubo más historia. El Madrid dejó constancia de la notable mejoría desde el accidente del Bernabéu ante un rival menor al que dejó creer en el milagro. Esta vez, con Kroos al timón, no hubo opción. Los blancos ya están en octavos y les valdrá con un punto ante el Inter para sellar el primer puesto. Con todo merecimiento.
/Marca
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