Pocos días después de anunciarse su salida del Paris St.-Germain, el campeón del Mundo para Argentina confirmó que jugará en la MLS.
Lionel Messi, el jugador que ha cautivado y, en buena medida, dominado el fútbol mundial durante una generación, dijo el miércoles que el siguiente destino en su brillante carrera sería Estados Unidos.
En una entrevista con dos medios españoles, Messi confirmó que planea firmar un contrato con el Inter Miami, el equipo de la MLS del que David Beckham es uno de los propietarios.
“Tomé la decisión de que voy a ir a Miami”, le dijo Messi a Sport y Mundo Deportivo. “Todavía no tengo cerrado cien por cien, faltan algunas cosas, pero, bueno, decidimos continuar el camino ahí”.
La MLS no ha hecho ningún comentario oficial sobre el anuncio de Messi. Más temprano en el día, un alto funcionario de la liga —quien habló de manera anónima para comentar sobre negociaciones privadas— había advertido que aunque la MLS estaba esperanzada en que llegar a un acuerdo con Messi fuera posible, la complejidad de la propuesta sugerida, en la que se contemplaban pagos de una variedad de fuentes, hacía que lograr un acuerdo rápido era bastante improbable.
De cerrarse el acuerdo, el fichaje de Messi sería el mayor golpe de efecto de la MLS desde que atrajo a Beckham en 2007. Ese acuerdo cambió la percepción sobre la calidad de la liga, y sus ambiciones, en todo el mundo; incorporar a Messi, en todo caso, le daría aún más atención a la liga en la antesala a la Copa del Mundo de 2026.
Messi admitió en la entrevista que Miami —posiblemente— no había sido su primera opción al finalizar el contrato en su equipo más reciente, el Paris St.-Germain.
En declaraciones a los dos medios que dedican gran parte de su cobertura al club donde se convirtió en el mejor jugador de su generación, el Barcelona, dejó claro que, en un mundo ideal, habría regresado a Cataluña. “Yo estaba con muchas ganas de volver”, dijo, y había discutido la idea tanto con Xavi Hernández, el entrenador del club, como con Joan Laporta, su presidente.
Sin embargo, en última instancia, la convulsión financiera del Barcelona terminó por forzar la decisión. “Escuché que tenían que vender jugadores o bajar sueldo a jugadores y la verdad es que yo no quería pasar por eso”, dijo, dando a entender que no quería ser responsable de obligar al Barcelona a ajustar su plantilla simplemente para incorporarlo.
/The New York Times
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