“Luli”, bastión en el “tri” de la UC, acaba su vínculo. No esconde su deseo de seguir, pero sin forzarlo: “No por haber ganado cosas hay que perpetuarse”
“Quiero dejar una huella en Universidad Católica”, decía Luciano Aued el 5 de julio de 2017, cuando fue presentado como refuerzo. Cuatro años y medio después, no sólo ha dejado una marca, sino tres, siendo uno de los grandes bastiones del único tricampeonato en la historia del club.
Pese a ello, no se siente un ídolo, aunque sí un jugador muy querido por la hinchada. Por eso, sabe que el partido de este domingo ante Huachipato puede ser muy emotivo, pues podría ser su último en San Carlos de Apoquindo.
“Luli” termina contrato y no ha habido conversaciones. Le gustaría quedarse y continuar dejando huellas, pero sin forzar su buena relación con Cruzados. “Siempre les he dejado claro que para seguir, tiene que ser porque las dos partes queremos. No por el compromiso o por haber ganado cosas hay que perpetuarse en un lugar”, advierte.
¿Cómo te has sentido en este regreso tras la lesión?
—Bien, pude volver un mes antes de lo esperado. Fueron meses duros, por todo lo que me tocó pasar, por arrastrar esa fractura y por la operación, pero ahora muy feliz de poder ayudar al equipo desde donde me toque.
¿Lo pasaste muy mal viendo desde afuera, especialmente en el período de los malos resultados?
—La verdad es que sí, mal por no poder ayudar al equipo y, sobre todo, porque desde que llegué al club tenía el deseo de pasar a octavos en la Libertadores y no pude disfrutar esos partidos con Palmeiras, tuve que verlos desde afuera. Se hizo duro, pasé momentos de bastante dolor, pero hay que atravesarlos y seguir.
Más allá de la Libertadores, tu baja coincidió con la peor época en los últimos tres años del club. ¿Sientes que el equipo se había acostumbrado a contar con tu despliegue y que lo extrañó?
—A ver, fue una baja general, no creo que haya sido algo individual. No hubo jugadores que hayan podido sostener cuatro o cinco partidos el mismo nivel, eso quiere decir que hubo otros inconvenientes, que quizá no fueron futbolísticos, que no ayudaron para que el equipo se pudiera soltar y hacer las cosas bien, como las venía haciendo. Cuando el bajón es colectivo, hay que buscar otros factores.
¿Qué pasó en la etapa de Poyet para perder la línea que traían? Decías que no era sólo futbolístico…
—Se dieron un montón de condimentos que no ayudaron. Por un lado, no pudimos plasmar la idea que él tenía. Por otro, nosotros veníamos teniendo rendimientos muy parejos durante estos años jugando de una manera y quizá, al ser un equipo tan noble e intentar plasmar la idea que quiere el técnico, uno va perdiendo lo mejor que teníamos. Eso, sumado a un montón de cosas extrafubolísticas que quedaron a la vista, impidieron que el club y nosotros tuviéramos tranquilidad afuera de la cancha.
¿Era tan malo el ambiente como se veía desde afuera?
—Había momentos en que no éramos nosotros, ésa es la verdad, no era la forma en que nos habíamos manejado estos años, a lo que apunta siempre el club. Más allá de eso, el valor de estos jugadores es grandísimo, porque así y todo, a pesar de todos los contratiempos, logramos pasar de fase en la Libertadores, ganar la Supercopa y estar cerca en el torneo. A este equipo hay que darle un valor enorme.
¿Por qué cambiaron tanto con Paulucci?
—No creo que hayamos cambiado tanto, volvimos a ser nosotros, recuperamos la confianza. Cristian nos conoce desde hace tiempo y sabe por dónde puede sacarle lo mejor a cada uno. Nos dio también esa tranquilidad de la que hablaba, para recuperar todo lo bueno que teníamos, para que la gente viera ese cambio y se sintiera nuevamente identificada con el equipo.
¿Ordenó la casa? ¿Volvió a organizarlos como antes?
—Los jugadores, sobre todo los más grandes, a los que nos toca un poco el rol de guías, nunca perdimos ese rumbo. Lógicamente, todo lo que pasaba no nos ayudaba, pero Cristian, siendo cercano y pudiendo charlar muchísimo, tanto lo que veíamos nosotros como lo que veía él, ayudó a recuperar la tranquilidad.
¿Te gustaría que él siguiera?
—No es algo que pueda decidir yo, lo que pueda decir no va a sumar, es algo que decide el club y que a nosotros no nos preguntan.
¿Pero se sienten cómodos?
—La verdad es que lo venimos haciendo bien, pero los que toman las decisiones no nos preguntaron nada cuando llegó Poyet ni cuando se fue, y me parece que es lo lógico, eso le corresponde al club.
¿Ha reclamado mucho Colo Colo que el torneo supuestamente está “desvirtuado”?
—No es algo que yo te pueda decir, eso hay que preguntárselo a los jugadores de Colo Colo, al técnico o a los dirigentes. No es una pregunta para Católica.
Pero ustedes también sufrieron con los contagios. ¿Se desvirtúa?
—La verdad es que no me gusta entrar en intercambios. Si la pregunta es qué me parece a mí, sin tener que responderle a Colo Colo, la respuesta es que todos teníamos las reglas claras desde un principio y nos tuvimos que adaptar a eso. A todos nos surgieron contratiempos, contagios y contactos estrechos, y tuvimos que saber sobrellevarlos.
¿Qué opinión tienes de Quinteros? Con él hicieron la mejor de las tres campañas del tricampeonato…
—La mejor relación, teníamos una cercanía muy grande. Le tengo mucho aprecio a él y a su cuerpo técnico.
Ahora está más dura que nunca la pelea por el puesto…
—Está buenísimo que pase eso, es muy bueno que haya competencia. Después, ya depende del gusto del técnico y de los momentos de cada uno, pero es a lo que tiene que apuntar el club. Si te fijás, tenemos dos equipos completos tremendamente competitivos, han faltado jugadores y no se ha notado, algo que no pasaba en los años anteriores.
¿Es el plantel más potente de Chile? Quinteros dijo que la UC se armó para pelear la Libertadores…
—No entro en eso, no me interesa. Ahora, si me preguntas a mí, tenemos un gran plantel en cuanto a nombres, dos jugadores por puesto y de jerarquía. Y tenemos chicos del club que ya no juegan por la regla de los juveniles, sino porque se ganaron su lugar. Eso es para destacar.
Terminas contrato ahora, ¿cómo van las conversaciones?
—Sí, termino contrato en diciembre y por ahora no hemos charlado nada. Sé que la política del club es un poco ésa, esperar a que termine el torneo y a partir de ahí, decidir. En mi caso estoy en eso, ya veremos qué se decide. Lógicamente, si con Huachipato es mi último partido como local, lo voy a disfrutar como tal. Hoy, la realidad dice que puede ser mi último partido.
¿Pero quieres seguir?
—La verdad es que sí, tenemos una muy buena relación con el club, siempre hemos charlado y sido frontales, y yo siempre les he dejado claro que para seguir, tiene que ser porque las dos partes queremos. No por el compromiso o por haber ganado cosas hay que perpetuarse en un lugar. Si estamos los dos de acuerdo, bienvenido sea, y si no se da, decir “hasta acá llegamos” con el mayor de los cariños. Acá en Chile me han tratado muy bien y es un lugar donde me siento muy cómodo, pero no me gusta forzar las cosas.
/Publimetro
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