Un gol de Weghorst – muy cerca del final- puso el 2-1 y acabó con la resistencia de los polacos y brindó la primera victoria al eelnco de Koeman en Hamburgo
A veces hacerse el “bobo” funciona. Wout Weghorst, al que Messi llamó asi en Qatar, fue este domingo el héroe de todo un país. Saltó al campo en el 81 y a los dos minutos firmaba el gol de la victoria de Holanda en su debut en el Eurocopa, acabando así con la resistencia numantina de una meritoria Polonia y desatando la fiesta naranja en Hamburgo.
No escatimó un solo segundo de partido el equipo de Koeman para empezar su asedio a la portería polaca. Gakpo firmaba el primer disparo cuando aún no se había apagado el eco del pitido inicial. Pintaban bastos para los polacos, que intentaban adelantar líneas pero iban dando pasos atrás ante el apabullante dominio de la marea naranja, este domingo azul.
Polonia, que se adelantó en el marcador, no se fue del partido en ningún momento
La primera gran ocasión de la tarde en el Volksparkstadion, estadio absolutamente invadido por holandeses y polacos dada la cercanía con ambas fronteras, la erró Reijnders, pero el recital del mediocentro del Milan fue de aquellos para grabar en la retina. Si alguien busca un cerebro para su equipo que ponga sus ojos en la capital lombarda. Antes del cuarto de hora, Simons se apuntaba a la fiesta.
El terreno de juego estaba completamente inclinado hacia el lado polaco y el gol sólo parecía cuestión de tiempo. Pero Polonia, una selección que no enamoraría ni a un cactus pero que con raza y orgullo suple todas sus carencias y encadena grandes torneos, obró un milagro pasajero. Buksa, goleador del Antalyaspor y sustituto de Lewandowski en punta, enganchaba un cabezazo en un córner y desataba la locura en el lado blanco de la grada. Así, sin quererlo ni beberlo, Holanda se veía contra las cuerdas para empezar el torneo, toda una prueba de fuego para un combinado sin De Jong, uno de sus faros.
Lejos de generar dudas, el tanto desató el ciclón naranja. Van Dijk empezaba y ponía en alerta a Szczesny. Repetía Memphis, al que primero se le iba alto un remate muy franco y luego algo cruzado el segundo. Todo, en tres minutos. Lejos de tirarle a la lona, el gol había despertado a la fiera holandesa. Reijnders participaba en todas las jugadas y también buscaba el gol, qué recital el suyo.
Las casas de apuestas retiraban el gol del empate porque simplemente era una cuestión de tiempo. Llevó la firma de Gakpo, incansable ofreciéndose al espacio, que se alió con la suerte con un fuerte disparo desde la frontal, que rebotó en Salamon para anidar en la red. Ahora era la mitad naranja la que enloquecía. Un tímido intento de Kiwior fue lo único que fue capaz de ofrecer la selección de Probierz, encerrada en su área como Clint Eastwood en Alcatraz. Antes del descanso volvió a rozar el gol Holanda en un par de ocasiones. Gakpo no supo definir tras una combinación supersónica con Simons y Aké. Y luego le tocó a Reijnders, que erró su disparo.
Más frescos los polacos tras el paso por vestuarios, intentaron equilibrar la balanza. Tras un error en la definición de Simons, vivió momentos de zozobra Holanda, que pedía cambios a gritos. No reaccionaba Koeman y Verbruggen se multiplicaba con seguridad. Ya con piernas frescas, recuperó el control el equipo naranja, con Dumfries como principal artillero, aunque con poca puntería. Pero la ambición tuvo su premio y Weghorst, en el primer balón que tocó, acertó con la red. Una última parada heroica de Verbruggen ante Swiderski bajó el telón de la tarde. Al norte de Alemania, mandaba el naranja.
/Escrito para La Vanguardia por Luis Buxeres
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