Victoria balsámica (1-3) en el campo del Alavés con un Barça efectivo en ataque y con la intención de dominar el partido con posesiones muy largas
El Barça necesitaba algún cambio en el sistema o en la alineación y Xavi sorprendió con la inclusión de cuatro centrales en el once inicial. Cuatro jugadores que originalmente son centrales pero que se distribuyeron de manera diferente en el campo. Koundé siguió con su doble rol de central en salida de balón y lateral en fase defensiva mientras que Araujo y Cubarsí ejercieron su rol natural de zagueros en el eje defensivo y fue Christensen quién debutó como mediocentro. El trabajo del danés fue soltar a De Jong y Gündogan para que estos pudieran enlazar con Pedri y los puntas. No fue un Barça brillante pero sí que encontró más fases de control y recuperó la efectividad en ataque.
El partido empezaba como casi siempre, error defensivo incomprensible a los 15 segundos que acababa con un penalti de Cubarsí que no se señaló porque la acción nacía de un fuera de juego de Sola. A continuación volvía a romper el conjunto vitoriano por la banda izquierda defensiva blaugrana con un Cancelo desconcentrado.
Control y ritmo lento
Estos dos avisos prematuros no tuvieron consecuencias y el Barça, poco a poco, fue controlando el partido. Lo hizo a base de posesiones tan inacabables como lentas. Ritmo muy bajo pero que servía para que los de Xavi fueran ganando confianza y sensaciones.
A los blaugrana les costaba mucho progresar y acercarse al área defendida por Sivera pero tenían la exclusividad de la posesión del balón, la intención era la de pausar y calmar el encuentro buscando los espacios para superar a un entusiasta Alavés. Las ocasiones barcelonistas no llegaban y el Alavés rozaba el gol a balón parado con un remate peligroso de Samu.
Un golazo necesario
Pero del posible 1-0 se pasó al 0-1 en un minuto en una jugada 100% Barça. Posesión muy larga con todo el sentido del mundo en la que participan casi todos jugadores del Barça que acaba con un pase de genio de Gündogan y remate de crack de Robert Lewandowski.
Golazo del polaco que anotaba su noveno gol en La Liga y decimocuarto tanto de la temporada. Un gol que incidía de manera muy positiva en el partido, el Alavés notaba el golpe duro y el Barça se recreaba en sus rondos en el centro del campo. Jugadas que no conseguían acabar en ocasiones claras pero que lograban el propósito de llevar el partido al terreno que le interesaba al Barça.
El equipo de Xavi, sin brillantez, parecía controlar el partido pero volvieron a aparecer las desconexiones defensivas y también las oportunidades de los locales que rozaron el empate con un remate de Guridi salvado in extremis por Iñaki Peña. El público se animaba y protestaba con indignación cualquier acción dudosa pero el Barça resistía y lograba consolidar en el descanso el gol de ‘Lewi’.
Locura en la reanudación
La segunda parte empezaba con otro gol espectacular del Barça. Jugada muy rápida de los barcelonistas que finaliza con un remate de volea espléndido Gündogan. El alemán impactaba de manera excelente culminando un buen centro de Pedri. Era un gol que le tenía que servir al Barça para imponer su jerarquía y autoridad pero no fue así. Sin tiempo para disfrutar del 0-2 llegaba la reacción inmediata del equipo de Luis García Plaza. Otra jugada con mal balance defensivo aprovechada a la perfección por el prometedor Samu Omorodion.
Y este gol incrementó las inseguridades del Barça y provocó un efecto contrario en los vitorianos. Pero de nuevo el Barça volvió a apagar el fuego con control y calma y así sin prisa volvió a encontrar petróleo. Lamine inició con imaginación la jugada combinó con Pedri y este con Héctor Fort que volvió a regalar otra asistencia de gol a un Vitor Roque crecido. El brasileño remató con la zurda de manera impecable. Pero la alegría del brasileño fue efímera ya que en una acción inexplicable y escandalosa Martínez Munuerro decidió expulsarlo.
El Barça tuvo que gestionar el tramo final con un hombre menos. Y lo hizo con pragmatismo, Intentando que el partido avanzase sin grandes sorpresas. Reapareció Iñigo Martínez y el equipo supo sobrevivir sin agobios. El Barça dio un paso adelante en Vitoria con un Lamine cada día más imaginativo y maduro y unos veteranos responsabilizados para enderezar el rumbo del equipo.
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