El técnico argentino convocó por primera vez al máximo goleador del seleccionado; el clásico rioplatense por las eliminatorias se disputa este jueves, en la Bombonera
Desde que asumió, Marcelo Bielsa fue consultado recurrentemente por el futuro de Luis Suárez y Edinson Cavani en el seleccionado uruguayo. La inquietud estaba más que justificada porque se trata de los dos máximos goleadores. Y por la veteranía de ambos (36 años), es fácil de deducir que entraban en tiempo de descuento con la Celeste.
El Loco exaltó la condición de ídolos de los dos, por lo cual se hacían merecedores de una charla, que finalmente no se concretó, y llevó al entrenador a un cortocircuito con la prensa. En las tres convocatorias anteriores de Bielsa –la primera para dos amistosos y las restantes por las eliminatorias- Suárez y Cavani no figuraron. Las listas tenían un aire a renovación, se había bajado considerablemente el promedio de edad. Se intuía un ciclo cerrado para varios referentes
Los caminos que parecían bifurcarse se unieron en un momento promisorio, tanto para el seleccionado uruguayo como para Suárez (68 goles) , mientras Cavani (58) quedó al margen por el desgarro que sufrió el domingo en el triunfo de Boca.
Suárez, cuya última imagen con seleccionado charrúa era la de desconsuelo en el Mundial de Qatar tras quedar eliminado en la primera rueda, regresa ahora con una amplia sonrisa para integrar el plantel que afrontará la doble fecha de las eliminatorias: este jueves ante la Argentina, en la Bombonera, y el martes próximo contra Bolivia, en Montevideo.
No es momento de urgencias para la Celeste, no está necesitada de recurrir a un histórico para que le haga de salvador. El 2-0 en el Centenario sobre Brasil, al que se le volvió a ganar después de 22 años, despertó un reconocimiento unánime para el seleccionado y para Bielsa, tanto por el resultado como por el juego y la superioridad desplegada.
Los dirigentes uruguayos que apostaron por la contratación del Loco se reafirman en su acierto. Gastón Tealdi, consejero y candidato a presidente de Peñarol, además de integrar la comisión organizadora para el Mundial 2030, respondió a la consulta de este diario: “Bielsa viene haciendo un trabajo muy bueno. Fiel a su estilo, es lo que esperábamos cuando se lo fue a buscar. La selección ha mostrado un juego dinámico, moderno. Incluso en la derrota ante Ecuador, Uruguay desplegó muy buen fútbol. No tengo dudas de que con trabajo y planificación, Uruguay alcanzará un nivel que lo posicionará en lo más alto del futbol mundial”.
Esos dirigentes admiten que Bielsa es muy especial para el trato, hermético y poco menos que inabordable cuando se concentra con el plantel en el Complejo Uruguay Celeste, en la zona de Carrasco. “Por lo general, todos los técnicos tienen esa particularidad, pero en el caso de Bielsa es más acentuada. Pero está correcto, eso ya se sabía cuando fue contratado”, agregó una fuente de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Bielsa, sin dejar de tener en cuenta los pergaminos de Suárez, lo llama por su auspiciosa actualidad en Gremio. En el Brasileirao, Lucho suma 14 goles y 10 asistencias en 29 partidos. El último viernes marcó un hat-trick para revertir una derrota por 1-3 y vencer 4-3 a Botafogo, que era el puntero. El director técnico argentino justificó su decisión: “En un jugador como Suárez, más allá de cualquier consideración positiva que se pueda hacer, lo que siempre hablan por él son los goles. En ese sentido, la realidad marca que convierte con regularidad y que Gremio está en una posición de privilegio en el Brasileirao. Suárez convirtió y asistió en una cantidad muy alta e influyente. Con esa descripción es suficiente para saber que lo que está haciendo es muy valioso”.
El titular en el centro del ataque viene siendo Darwin Núñez, que seguramente estará desde el comienzo ante la Argentina. En los esquemas de Bielsa, el N° 9 es acompañado por dos extremos, no suele haber lugar para dos atacantes centrales. Esto, en un principio, relegaría a Suárez al banco de suplentes. Debería esperar para intentar convertirle a la Argentina por tercera vez en su carrera, tras hacerlo en un 3-2 por las eliminatorias para el Mundial 2014 y en un amistoso 2-2 de 2019.
Suárez vive este momento como un desafío más, otra demostración de su resiliencia y capacidad de superación. Como cuando lo echaron de Barcelona y fue campeón con Atlético de Madrid. Luego volvió a Nacional durante un semestre para no perder ritmo de cara a su último mundial. Se especulaba con que no iba a aguantar el agotador calendario brasileño y lleva 23 goles y 16 asistencias en 49 partidos durante este año. En junio se lamentaba por los dolores crónicos en la rodilla; desde el club brasileño pusieron en duda su continuidad en la alta competencia. A todo eso, Suárez le opuso su tesón y pasión por el fútbol.
No solo pasaba por lo que decidiera Bielsa, sino también por la resolución de sus propios interrogantes. “Después del Mundial de Qatar llegué a plantearme dar un paso al costado. En marzo dije que no sabía qué iba a hacer, tenía sensaciones encontradas. Había varias cuestiones: si ya no daba el físico, si ya no estaba preparado mentalmente, ver cómo iba a responder en un fútbol tan exigente como el brasileño. Con los meses, me fui sintiendo bien físicamente, con ganas de seguir en la selección. Tenía la espinita de poder estar, mientras desde afuera seguía siendo un hincha más, disfrutando de los partidos, hablando y felicitando a los compañeros. Las respuestas de ellos me hacían partícipe de la selección”, expresó tras sumarse a la concentración. Se cruzará como rival de su amigo Lionel Messi, de quien muy probablemente será compañero a partir de enero, en Inter Miami.
Como Suárez no se retiró del seleccionado por voluntad propia, Bielsa consideró que aquella conversación anunciada no era necesaria. “Tanto Suárez como Cavani dijeron que su tiempo en el seleccionado no se había acabado. Desde ese momento, la posibilidad de que fueran convocados quedaba abierta”, expresó Bielsa, que para enfrentar a la Argentina no solo se apoya en su plan de renovación, también le sumó un general de la vieja guardia.
/La Nacion de Buenos Aires
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