Pocas virtudes futbolísticas muestra el Racing de Pizzi en este inicio de semestre.
Pero hay una que es incuestionable: la fortaleza en el arco propio. Con un Arias gigante y una defensa que a pesar de algunas ausencias sostiene un rendimiento aceptable, la Academia embolsó cuatro partidos al hilo en el que no recibió goles y tiene la valla invicta en este certamen. Así, afianza su esperanza en el certamen local donde actualmente se ubica en los puestos de vanguardia en la solidez de su última línea. Aunque hubo momentos críticos donde no fue vulnerado por salvadas heroicas y un enorme arquero.
Ante Aldosivi en Mar del Plata, Racing no recibió goles pero sufrió bastante. En el primer tiempo Cauteruccio la empujó a metros del arco, pareció dar en el brazo de Sigali pero el árbitro no cobró penal y los de Pizzi se salvaron. Luego, Caramelo Martínez cometió un penal sonzo pero Arias lo tapó de manera fantástica. Y frente a Sarmiento el que rescató la valla invicta fue el propio Mauricio Martínez, quien impidió el ingreso del balón luego de que el mismo ya había superado a Arias tras el centro de un rival.
Racing sigue careciendo de un funcionamiento de juego aceitado y prácticamente no genera situaciones de gol. Sin embargo, en este contexto, le alcanza con la fortaleza defensiva para seguir trepando puestos en la cima y así empieza a tomar confianza en el terreno doméstico. Esta fórmula, lamentablemente, en la Copa Libertadores no funcionó y San Pablo se impuso con comodidad.
Por la lesión del Osito Sigali, ante Sarmiento en el Cilindro el equipo salió con una zaga compuesta por dos volantes que naturalmente juegan en el centro del campo. Pero tanto Nery Domínguez como Mauricio Martínez tuvieron una actuación loable y la seguridad de Gabriel Arias se encargó del resto. Una buena noticia dentro de un contexto sin mucho brillo.
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