Después de un primer tiempo decente, el Real Madrid se desplomó en Kiev, el estadio de su última conquista europea. No recordó en nada a aquel equipo sólido y venenoso, capaz de remontar cualquier adversidad. Al Shakhtar le bastó con mantener el orden mientras duró la gasolina a los centrocampistas blancos y rematar a la contra, con Taison como estandarte. Los ucranianos, que no habían marcado un solo gol desde su gesta en Valdebebas, vencieron con autoridad, retratando el pésimo momento blanco.
Y conste que hasta el descanso no se podía pronosticar un desenlace semejante. Pese a no marcar, la versión Champions del Real Madrid compareció de salida en el gélido Olímpico de Kiev. Con el trío de Milán en la medular (Kroos y Modric en la base y Odegaard por delante), Zidane eligió mandar con la pelota y dio instrucciones precisas para no dejar al Shakhtar correr a la contra. Presión alta y faltas rápidas. Además, en ausencia de Hazard, tocó la tecla de Asensio en la izquierda, su banda natural. Se desconoce si al mallorquín le espoleó la defensa pública de su entrenador o encajó mejor como extremo zurdo, pero disfrutó en la primera parte. Pudo marcar en la primera llegada, intercambiando posiciones con Benzema, el asistente. Tiró de primeras, al poste. La madera también intervino en la segunda intentona, un disparo seco desde dentro del área, asistido por Odegaard y desviado con la manopla por Trubin.
El sorprendente relevo bajo palos sentó bien al Shakhtar de Janeiro. Pyatov no daba seguridad en las últimas semanas, Luis Castro alineó a menos brasileños que en Valdebebas, pero dejó toda la creatividad en los pies de Taison, Marlos, Tete y Moraes. El ariete duró poco en el campo. Falló en un pase horizontal Nacho y Varane le interceptó con contundencia. El golpe fue duro. Intentó aguantar, pero no pudo. Entró Dentinho. Mala noticia para el Madrid.
Courtois fue un espectador en todo el primer acto. Tocó un balón en el minuto 36, un centro de Dentinho blando e inocente. Las sensaciones eran buenas, de acuerdo. Pero ni la vuelta de Benzema revitalizaba al Madrid en el área. Y si asustas poco, animas al contrario. El Shakhtar se animó a probar la contra y el Madrid no respondió. Amenazó Taison en una colada por la izquierda en la que ganó el metrito para cruzar el tiro. Salvó providencial Courtois. No hubo más avisos. En otra llegada masiva del conjunto ucraniano, con el Madrid ya apurado para recuperar posiciones, Mendy acudió a tapar un centro cruzado, despejó hacia atrás, Varane se confió y Dentinho, espabilado, remató desde cerca a la red.
La derrota pintaba un panorama feísimo para el Madrid, con opciones de no depender de sí mismo en la última jornada. Desde el gol, en el 57′, hasta los cambios pasaron 19 minutos en los que el Shakhtar tuvo opciones de rematar el partido. Taponó Varane un remate de Marlos a bocajarro, y Courtois detuvo un tiro de Tete desde la frontal. Los blancos abrían un páramo en cada contra. Se marchó Benzema, síntoma claro de que no estaba fino. Entraron Mariano, Isco y Vinícius. No hubo mucha reacción, más allá de un tiro lejano de Asensio. El Shakhtar pareció perder la pelota con los relevos de Taison y Marlos, pero entró Solomon, el israelí que se lució en Madrid. Bastó una contra en superioridad para rematar un partido terrible. Lanzó Dentinho desde la derecha, la pelota llegó a la izquierda para Solomon que avanzó, avanzó, avanzó y no dudó al llegar al borde del área. Reventó un derechazo junto al palo que enterró las esperanzas blancas.
Ni siquiera agotó los cambios Zidane, muy tocado como el resto del equipo. Se entregaron, algo poco acorde con la historia del Real Madrid, que se desplomó sin remisión. No hubo mucho más allá de las aventuras de Vinícius. En Kiev, un escenario que evocaba la mejor versión del equipo campeón de Europa, escribió otra página bien distinta en su periplo continental. Sufrirá hasta el último día para meterse… en el mejor de los casos.
/Fuente: Marca de España
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