Los hermanos Solari se cruzarán por primera vez en una cancha y el de Defensa cuenta las sensaciones de este encuentro con su gran compinche.
«Cuando jugábamos a la pelota con Pablo en el pueblo, decíamos que éramos como el chileno Salas y el Muñeco Gallardo. Los dos elegíamos jugadores ofensivos porque, como mi papá era 9, nos ilusionábamos con ser delanteros”.
Santiago Solari no puede evitar sonreír cada vez que habla de su hermano, al que este sábado enfrentará por primera vez en una cancha. Está feliz el delantero de Defensa y Justicia: Pablo, compinche con quien compartía potrero en las calles de tierra de Arizona, está cumpliendo el sueño que ambos tenían cada vez que prendían la tele para ver al club de sus amores o cada vez que nombraban en voz alta a los cracks que la rompían con la Banda cuando ambos eran purretes.
En esas fantasías también aparecía lo que sucederá desde las 16.30 del sábado en el Monumental. “Jugar contra Pablo es un sueño”, admite Santiago, quien estará en el banco de suplentes en la visita de Defensa y Justicia al club del que él también es hincha. Una tarde que será inolvidable para una familia gallina como pocas. Si él es Santiago por el Indiecito, Pablo César por Aimar y hasta uno de sus hermanos -que es médico- se llama Matías Jesús por Almeyda, ¿cómo no sería especial para los Solari esta fin de semana de fútbol en Núñez?
“Que alguna vez nos podíamos enfrentar me lo empecé a imaginar cuando él estaba en Colo Colo. En ese momento existió una posibilidad porque pude haber ido a jugar al fútbol chileno pero finalmente no se dio”, rememora el extremo de 25 años, que al igual que Pablo inició el camino del fútbol siendo muy pequeño, trasladándose a General Pico para jugar en Rumbo a Vélez. “Los dos nos fuimos de chicos del pueblo, extrañamos bastante, pero queríamos ser futbolistas. Allá no tenés las mismas comodidades que en Capital. Aprendimos mucho de mis padres. Mi mamá nos inculcó el estudio, es la directora del colegio y siempre nos exigió en ese sentido”, recuerda Santi sobre esa infancia que disfrutaron a 754 kilómetros de Capital Federal, en un pueblo de poco más de mil habitantes. Si bien no tenían ropa para ir a las prácticas, salían a correr por las calles de los campos además de entrenarse con edad de Infantiles en La Pampa.
Sin embargo el destino los dividió: mientras Pablo fue sumado a las Inferiores de Talleres luego de que no lo aceptaran en River y en Vélez, Santiago inició su camino en el Fortín: vivió en la pensión y compartió categoría 98 con Nico Domínguez y Gianluca Mancuso. Más adelante protagonizó una travesía por el Ascenso para sumarse a Juventud Unida de Gualeguaychú, Atlanta y Gimnasia de Mendoza, donde explotó en el equipo sensación del año pasado de la PN para ganarse las miradas de Defensa. Un club en el que suma 23 partidos: el deseo, obviamente, es que el 24° tenga registro en el césped que toda su vida quiso pisar.
Fanáticos
“Cuando éramos chicos, con Pablo veíamos a River por la tele porque vivíamos muy lejos del Monumental, pero la pasión es la misma. La primera vez que lo pude ver en vivo fue en Vélez, cuando estábamos en la B, porque estaba haciendo las Inferiores ahí”, abre el baúl de los recuerdos el mayor de los hermanos (Pablo tiene 22) antes de linkear que fue a ver a su hermano el año pasado contra Central Córdoba. Y que hasta le trajo suerte, porque PCS hizo un gol. “Salieron los jugadores y les tuve que pedir una foto… ¡Soy hincha también! Así que me saqué con Armani y Enzo Pérez”, cuenta con picardía este talento que no reniega de su empatía riverplatense: si hasta su papá Víctor siempre resalta que es el más fanático de la familia Solari.
“Me peleo por River, ja, ja. Me peleo bien, igual, eh. Pero siempre fui muy de vivir intensamente los partidos”, admite evitando opinar sobre lo que experimentará en esta fecha en el Monumental: si bien tiene el sueño de lucir alguna vez el CARP en su tetilla izquierda, Santiago cree que podrá dejar de lado ese fanatismo porque el profesionalismo pesa más. Algo similar a lo que le pasó a Pablo: “Aunque te debés volver loco cuando recién entrás en el club, hay que intentar dejar el fanatismo de lado y enfocarse en que te tiene que ir bien. Así, después, se disfruta de otra manera”, marca.
Y se siente bien por su compinche, también. El que en 2022 cumplió aquel sueño de potrero puntano. El que está cumpliendo la fantasía familiar. Si de chicos, como revela Santiago, se ponían en esa piel. “Cuando jugábamos a la pelota siempre nombrábamos a algún jugador de River. No nos imaginábamos en el Barsa o en el Real Madrid: ¡solo en River!”. ¿Cómo no va a ser especial este presente, entonces? Por eso el Solari de Defensa eligió aconsejar a su hermano cuando se confirmó su fichaje.“Date cuenta de dónde estás, porque es una locura”, fue el mantra que le repetía por teléfono en los primeros días post aterrizaje en Núñez.
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