Enzo Fernández abrió la cuenta y aumentaron Tagliafico y González. El mejor jugador del mundo ni siquiera fue a la banca…y aunque cueste creerlo, no hizo falta
La Selección argentina ya había ganado otras veces en la historia en La Paz. De hecho, esta es la quinta victoria en los 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar, en esa coqueta cuidad donde sobra el cariño pero no el aire para los que llegan del llano. Pero nunca, nunca, la Argentina bailó a Bolivia en su tierra. Y la Scaloneta mostró tanto la chapa de campeón del mundo, que coleccionó otro hito. No hay título por estos tres puntos, pero sí todos podrán colgarse una cucarda de que estuvieron en la mejor actuación de la Argentina en un reducto tan complejo.
«Se juega donde se vive», reza el cartel en el Hernando Siles. Una declaración de principios que marca el lugar en el fútbol de Bolivia. Y en ese sitio donde cuesta respirar, en el que deportistas de alto rendimiento la pasan mal (como Dibu en la entrada en calor), Argentina mostró cómo se puede jugar muy bien en el cielo como en la tierra. Porque después de cinco minutos de acomodarse, manejó el partido de principio a fin.
No presionó en bloque como lo hace en otras circunstancias geográficas, aunque se paró como siempre: lejos de Dibu, buscando protagonizar y forzando el error rival. Como lo hizo Julián para generar el primer disparo de De Paul. Y al ratito avisó Enzo Fernández, con un tiro en el travesaño, que iba a tener un rol protagónico. Y entre un cúmulo de faltas y el fastidio de los locales, apareció un jugadón de la Selección para el 1-0: aceleró De Paul, pivoteó Julián, asistencia top (una más y van) de Di María y aparición goleadora de Enzo Fernández.
Si la Scaloneta era más 11 vs. 11, cuando el boliviano Roberto Fernández se fue expulsado por un patadón a Cuti, casi que se terminó el partido. Argentina fue una máquina de tocar, de hacer circular el balón buscando oxígeno. Y la Selección le dio el golpe de nocaut en el final del primer tiempo, con ese gol con el hombro de Tagliafico, para poner el 2-0 y que en La Paz suene la música más maravillosa: el dale campeón, dale campeón, mientras que los de verde corrían detrás de la pelota como en un loco que parecía no terminar jamás.
El segundo tiempo dejó en claro que los niveles tan desparejos entre Argentina y Bolivia no lo equiparan ni la tremenda altura. El local intentó con faltas y pierna fuerte tratar de sacar a la Selección del partido, pero este grupo campeón del mundo tiene objetivos claros. Seguir haciendo historia, ganar y ganar. Y que, aunque parezca poco creíble, nadie extrañó al mejor de la historia, que se sentó en el banco y que disfrutó tanto como cada uno de los argentinos.
La Scaloneta dio un nuevo examen difícil y se sacó un muy bien diez, felicitado. Pero esta vez sin tener a Lionel Messi en el campo de juego. Eso habla de un crecimiento exponencial de un montón de jóvenes jugadores -Cuti, Enzo, Mac Allister, De Paul y Julián- y también de cómo dos viejos gladiadores como Otamendi y Di María pueden ser muy importantes en este tipo de batallas. Y se dio el tiempo para el tercero de Nico González, luego de una recuperación alta del ingresado Exequiel Palacios.
Argentina hizo historia en La Paz, ganó por segunda vez seguida en tierra boliviana y en esta excelente actuación se dio un hecho increíble: el debut oficial de Alejandro Garnacho y que otro 10, llevara la 10 de Leo. Una actuación para el recuerdo que fue tan maravillosa, que el 3-0 se quedó corto.
/Escrito por Hernán Claus para Olé de Buenos Aires
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS