Dos pases de gol del brasileño Vinicius y un disparo monumental del uruguayo Valverde concretaron la victoria madridista. El argentino Lamela descontó para los sevillanos
Tiene el Madrid futbolistas a un nivel estratosférico. Sin Karim Benzema, presente en el homenaje inicial, Vinicius aprovechó la ocasión para rendir tributo al francés al servir dos balones de oro, a Modric y Lucas Vázquez, que sofocaron la rebelión del Sevilla. Un gran gol de Lamela castigó la desconexión blanca tras el descanso, pero los cambios de Ancelotti resucitaron a los blancos, que acabaron en festival con otro gol extraordinario de Valverde, a larga distancia. Ídolo blanco.
Se tiñó el Bernabéu de dorado, bajaron los mitos al césped (Casillas y Zidane) para honrar a los héroes de una temporada inolvidable, Courtois y Benzema, y el Madrid se dispuso a brindar el mejor homenaje posible a los premiados. O sea, dejarse de fiestas y ganar al Sevilla, que siempre es un hueso, sea cual sea su posición en la tabla. En seis minutos ya estaba por delante en el marcador, en la demostración de que VInicius es cada día mejor y más completo. Puso trabajo defensivo para robar a Montiel, verticalidad para buscar el área, habilidad para recortar, temple para levantar la cabeza, generosidad al buscar al compañero, visión para descubrir el desmarque de Modric y precisión al poner un pase perfecto, para empujar.
El tanto sació al líder, y bien que le vino al Sevilla. Al plan de Sampaoli, conservar la pelota en lo posible para eviitar daños y mantenerse en el partido, le convenía la bajada del ritmo, sin delanteros ni futbolistas veloces. En su regreso al Bernabéu, Isco se ubicó en punta. Obviamente, las posibilidades de pisar área en esas condiciones eran muy reducidas, pero sí permitía posesiones más seguras y largas a los hispalenses.
Aún así, quedaban expuestos a los arranques de los puntas blancos, Vinicius y Rodrygo, mucho más rápidos que sus pares. Montiel vio amarilla al cazar a Vinicius de mala manera, pero Sampaoli no le aplicó la ley Carmona del minuto 31 y dejó al argentino en el césped.
Al Madrid le faltó colmillo para sentenciar justo antes del descanso. Robó de nuevo Vinicius en la medular, Rodrygo condujo por el centro con la pelota pegadita al pie, buscando huecos y líneas de pase para hacer, como casi siempre, lo que más convenía a la jugada. Sirvió al lado derecho por donde entraba Modric en solitario. El croata pudo rematar pero se le echó la zaga encima cuando recortó con el tacón. Ese toque de más también afectó a Vinicius, que aprovechó las dificultades para girarse de Gudelj y se plantó solo ante Bono. Eligió mal, el recorte hacia fuera. Se le marchó largo, dando tiempo a Montiel a enmendarse.
Es verdad que lo más potable en ataque del Sevilla fue una falta por una entrada destemplada de Tchouaméni que Rakitic estrelló en la barrera en el primer tiempo, pero ganó los vestuarios con el partido vivo. Y las pérdidas del Madrid por falta de tensión hicieron crecer a los hispalenses. Fue Montiel quien robó a Vinicius, levantó la vista, descubrió el desmarque de Lamela, le sirvió un caramelo con el exterior a la espalda de Alaba, enganchado, y el extremo convirtió, también exquisito, con la misma superficie del pie. Golazo, y partido nuevo.
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS