Un gol del centrocampista francés Nabil Fekir a los diez minutos de la segunda parte le ha dado la victoria al Betis sobre el Ludogorets búlgaro (0-1) y certificado el pase de los verdiblancos como primeros del Grupo C a los octavos de final de la Liga Europa.
El Betis ya es el primero del Grupo C de la Liga Europa y la escuadra de Manuel Pellegrini lo consigue incluso con una jornada de antelación. El gol de Fekir en el durísimo césped del Ludogorets Arena fue suficiente para celebrar, con motivo, que los verdiblancos tendrán una eliminatoria menos en esta competición y, por tanto, se ahorrarán dos esfuerzos dentro del apretado calendario por el Mundial invernal de Catar. Aunque no fue la mejor tarde de los béticos en lo referente al juego, una vez más ejecutaron su trabajo con la precisión de un cirujano.
Sí, porque este Betis ha aprendido a jugar con la dosificación de los esfuerzos necesaria para llegar al final de las temporadas con las fuerzas intactas. Los hombres de Pellegrini hicieron justo lo que tenían que hacer, meter la pelota dentro en una de las dos opciones que se le presentaron, la que le cayó a Fekir para que disparara casi con desgana y a pesar de ello con muchísima clase. La otra fue muy al final para Borja Iglesias, pero entre el portero y un defensa impidieron el segundo tanto.
Si no fuera por los problemas físicos que mostraron Joaquín, sobre todo, y Guido Rodríguez al abandonar el pésimo césped de los búlgaros, todo hubiera sido perfecto, incluso se puede recordar como el día del debut en el primer equipo de Enrique, un canterano que tiene muy buena pinta en las tareas más oscuras del juego, las posicionales del medio centro defensivo. Pero queda la duda sobre las dolencias que pudieran tener los dos hombres que tuvieron que marcharse de manera precipitada por sendas dolencias musculares y eso sí que no estaba en el guión de Pellegrini a la hora de diseñar el plan de juego.
Claro que viendo el estado de la hierba del coqueto Ludogorets Arena tampoco nadie se puede extrañar de que ocurrieran este tipo de cosas. Las dificultades para las frenadas, para agarrarse bien al campo para los giros, eran evidentes y el riesgo de lesiones se multiplicaba en progresión geométrica. También se incrementaba la posibilidad de que el juego no fuera preciso por parte de ninguno de los contendientes, sobre todo en el caso de un Betis que ya no está acostumbrado en la Liga española a encontrarse pastos así en los que resultan complicados los controles y que la pelota pueda circular con celeridad y precisión de un elemento a otro.
Eso ya se pudo ver desde los primeros minutos del choque y, lógicamente, el Ludogorets iba a ser el principal beneficiado de ello, aunque también hay que precisar que en el cuadro búlgaro hay dos o tres elementos con buen pie a la hora de manejarse con la pelota, particularmente el brasileño Cauly, que, como en la ida, volvió a dejar bastantes destellos de su calidad. En el minuto 3 llegaría el primer aviso de Rick a Claudio Bravo, Cauly insistió en el 6 y en el 15 los béticos se salvaron porque el propio Cauly no fue capaz de ponerle el pase a un Rick que llegaba en solitario por el otro costado.
/Escrito por Francisco José Ortega para El diario de Sevilla
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