Marcelo Diaz dejó al Basilea para enrolarse al Hamburgo. Para los que pensaban que era un avance en la carrera del seleccionado nacional, nada más lejos de la realidad, porque si bien pasa a una liga competitiva, lo cierto es que deja un equipo de Champions por un club germano que pasa por su peor momento. Lo prueba el 0-8 sufrido esta tarde con el Bayern Munich.
MUNICH.- El Bayern se ha vuelto a imponer ante su antiguo eterno rival en este viejo clásico de la Bundesliga, cada vez más desigual y menos emocionante, que ha significado la mejor versión del equipo de Pep Guardiola en los últimos meses. Los azulgranas han necesitado de apenas media hora para poner tierra de por medio y volver a enamorar al público del Allianz Arena, soliviantados por los resultados de este año.
La atrevida propuesta del Hamburgo (el nuevo equipo del ex Universidad de Chile, Marcelo Diaz) en los primeros minutos del duelo facilitó al Bayern su labor ofensiva. Una tarea siempre complicada para los bávaros, acostumbrados a enfrentarse a defensas más cerradas. A pesar de las facilidades, las oportunidades no eran claras. Un problema solucionado gracias a una inocente mano de Djourou dentro del área que transformó el propio delantero alemán y solventado con la acción posterior, remachando Götze un chut raso del propio Müller.
Dos minutos y dos dianas consecutivas hicieron rescatar las peores pesadillas de los hanseáticos, rememorando las recientes goleadas encajadas por el equipo del norte en sus últimos partidos en el Allianz Arena -nada menos que 23 tantos encajados en sus 4 últimas citas ligueras-. Una profunda herida difícil de cicatrizar y que volvía a manar sangre.
Cuando más tranquilo parecía el ‘gigante del sur’, una ruptura en carrera de Robben significó la enésima carrera de obstáculos del tulipán, salvando rivales por el camino, para culminar con una de sus habituales roscas al ángulo largo, petrificando a Drobný en el tercero de la tarde. Papel que repitió en la segunda mitad con otra acción del ’10’ que terminó con un derechazo al palo corto.
Thomas Müller se contagió de su compañero y fabricó su doblete al dirigir hacia un lado un balón perdido que merodeaba la frontal. La cuenta no paraba y era el propio Müller, a continuación, sin dar respiro, el que tiraba de geenrosidad para ceder dentro del área a Lewandoski, con más de 30 minutos en el reloj.
El mensaje desde el banquillo era el de no tener piedad. El cambio de Benatia por Ribery así lo atestiguaba. Una oportunidad que aprovechaba el galo con un disparo cruzado, antesala del derechazo de Götze. Un misil para cerrar el enésima goleada en Múnich ante su némesis del norte. El rodillo azulgrana ha regresado a la Bundesliga.
/Goal/
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