Higuaín marcó a los 7 minutos y de ahí en adelante los argentinos cerraron el partido. Bélgica se estrelló y no pudo con un equipo, que sin entusiasmar, ya está entre los cuatros mejores del Mundial. Y va por más
BRASILIA.- La discusión es más vieja que el fútbol mismo: ¿espectáculo o resultado?…Pregúntenle a ese grupo de argentinos que se abrazan jubilosos en la cancha, a ese millar que alentó desde las tribunas del estadio Mané Garrincha o a esos millones que, desde el Gran Buenos Aires u otras provincias trasandinas, salieron a celebrar en las calles una vez que se escuchó el pitazo final de Nicola Rizzoli.
¿Que no se jugó bien? ¿Que Curtois recién vino a intervenir en el último minuto del alargue en ese contragolpe de Messi? ¿Que el propio Messi apareció muy, pero muy espaciadamente? ¿Que fue tal vez uno de los partidos más malos del campeonato.?
Todas esas preguntas tienen una respuesta afirmativa. Pero…¡ a quién le importa?
A los argentinos por lo menos, no. Los que critican a la distancia son los que lo vieron por la TV. Los que están en la cancha y siguen en carrera, lo celebran y lo disfrutan. Porque, entre otras cosas, la albiceleste vuelve a estar en semifinales después de 24 años. La última vez fue aquella del 90, con los penales atajados por Goycochea y la final perdida 0-1 con Alemania.
Aquella selección tenía a Maradona, esta tiene a Messi. Que esta tarde, sin hacer mucho (mejor dicho haciendo bastante poco), fue el único de medio campo hacia arriba que puso algunas pinceladas de buen fútbol.
El resto lo hizo el «Pipita» Higuaín, con ese olfato de goleador, para agarrar de primera un rebote y clavarla junto al segundo palo.
Y ese 1-0 lo defendió el renovado sistema defensivo de Sabella. Con un Romero muy seguor en el arcon, un Basantas que entró bien por el suspendido Rojo, un Demicheli que conformó lo que debe ser la dupla titular de centrales junto a Garay y un Zabaleta que, si bien no pasa miucho alñ ataque, a la hora de defender, defiende.
Porque está estructurada así está Argentina: para dar el golpe, para marca y para cerrar los partidos, Por eso, hoy se privilegió el esfuerzo de Biglia sobre el fútbol más atildado de Gago. Por eso, cuando se lesiona Di María (si no se recupera va a ser baja muy importante para Sabella) entra Enzo Pérez y colabora más en la obstrucción del ataque belga que en la creación de ataques que pudieran inquietar a Curtois.
Con eso le bastó para ganar el partido. Y aunque terminó apretada nuevamente contra el arco de Romero, pasó menos susto que ante Suiza. Porque Bélgica fue un equipo ciego a la hora de buscar el empate. Un elenco que tuvo a sus mejores figuras de medio campo hacia atrás (Kompany, Vertonghen, Fellaini), pero que adoleció de creatividad y talento a la hora de acercarse al arco rival. En ese aspecto, Eden Hazard (denominado pomposamente el «Messi europeo») fue una de las grandes decepciones del Mundial.
Argentina ya está entre los cuatro mejor, sin gustar, sin elogiar, sin recibir elogios. Pero, ganando. Y eso, en un Mundial, es lo único que importa. Lo otro es un miserable consuelo para los que, ya a lo lejos, lo miran por la TV
/gap
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