Los que piden una sanción para Julio Barroso por decir su verdad, son los mismos que ponen el grito en el cielo contra las actitudes totalitarias y los intentos de ponerle frenos a la libertad de expresión. Por favor, seamos coherentes. Se puede coincidir o no con el defensor de Colo Colo. Pero nadie puede discutir que es un tipo honesto y que va de frente. Y si eso lo hace merecedor a un castigo, que queda entonces para los mojigatos que piensan exactamente lo mismo y no se atreven a expresarlo frente a un micrófono, una cámara o un teclado.
SANTIAGO.- La pregunta que provocó la gran polémica futbolística del día y seguramente de la semana fue hecha por una integrante del staff de Todo Fútbol, Rocío Ayala Espejo. Por el apellido deducirán que tengo con ella una relación mayor que el de ser colegas de profesión. Por lo mismo, se que ha estado muy afectada al leer y escuchar a diversos personajes que piden una «sanción ejemplar» para Julio Barroso.
En parte, se siente responsable de que puedan castigar al jugador de Colo Colo por contestar una inquietud suya que decía relación con los dos penales que le han cobrado en forma consecutiva al cuadro popular y en ambas ocasiones, por faltas cometidas por el zaguero argentino.
Le he dicho lo que pienso y que ahora, de la misma forma, quiero compartir con los lectores de Todo Fútbol.
No hay nada de que arrepentirse. Ni ella por su pregunta, ni Julio Barroso por su respuesta.
El jugador dijo lo que sentía, desahogándose seguramente por una espina que tiene clavada desde aquel despojo que sufrió jugando por O´Higgins, cuando a raíz de un penal inexistente e inventado, le quitaron un título que el elenco rancagüino se merecía con creces.
Se puede compartir o no, lo que dijo Barroso. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo en la forma y el fondo de sus expresiones. Pero, como dice la frase bíblica, «el que esté libre de culpa, que lance la primera piedra».
Muchos de los que han puesto hoy el grito en el cielo porque Barroso se ha quejado de los arbitrajes y ha denunciado que existen dirigentes que utilizan su influencia – ya sea económica o de otro tipo- para tratar de ganar partidos y campeonatos,piensan exactamente lo mismo.
Y así lo comentan en rueda de amigos, alrededor de una cerveza o un café.
Pero, cuando están frente a una cámara, un micrófono o un teclado, no se atreven a expresarlo.
Son los mismos que se descargan con furia a través de los espacios públicos que tienen, para despotricar contra todo lo que recuerde tiempos pasados de dictadura y que enarbolan banderas para luchar contra la censura, la discriminación y la defensa de las minorías.
Sin embargo, para Barroso, por decir su verdad, piden las penas del infierno.
¿No les parece, al menos, incongruente?
Si un embajador acusó a un grupo determinado de chilenos de ser los instigadores de los bombazos y mas allá de haber recibido un tirón de orejas, sigue gozando de las prebendas de su cargo diplomático, mal podrían recibir una suspensión un jugador de fútbol, por denuncias las «cosas raras» que están pasando en el campeonato.
¿Es que acaso Jadue, el resto de los dirigentes reelegidos y los señores árbitros son inmaculados? ¿es que no se les puede tocar ni siquiera con el pétalo de una rosa?
Por favor, ¿de qué estamos hablando?
Se puede coincidir o no con Julio Barroso, se puede argumentar que se excedió en la forma y en el fondo de sus dichos, se pueden precisar muchas cosas al respecto, pero no se puede hacer un escándalo y ponerse colorados por sus «graves acusaciones».
Que- entre paréntesis- a mi juicio, son menos grave que muchas otras expresiones que, por ejemplo, ha dicho Johnny Herrera en el último tiempo y que no le han significado ni siquiera un llamado al Tribunal de Penalidades.
Y está bien que sea así. Lo contrario habría sido ser demasiado «chipamogli».
¿Y que los árbitros se sienten ofendidos? Perfecto, porque tienen una sola manera de demostrarle a Barroso que está equivocado: dirigiendo bien y no cometiendo errores tan burdos como los que han cometido en las últimas fechas. Y que, seamos a honesto, en muchos casos han dado para pensar mal
Al respecto, no hay frase más absurda que esa que algunos esgrimen para defender a los señores del pito: «son muy malos, pero honestos». No me defienda, compadre.
Resumiendo: mi apoyo total para Rocío. Ojalá durante su carrera profesional, haga muchas preguntas que sean posteriormente titulares en todos los medios. Eso es tener olfato periodístico y no ir a las Conferencias de Prensa a poner un micrófono y contentarse con las frases típicas de todos los días.
«Que jugamos bien, pero no nos salieron los goles», «Que todos los rivales son complicados» o que «nos afectó el estado de la cancha». En Todo Fútbol pretendemos hacer un periodismo que vaya un poco más allá de lo establecido. Y nuestros lectores son los mejores testigos.
Y para Julio Barroso, mi admiración ahora duplicada. Porque definitivamente estamos frente a un tipo que va de frente. En la cancha y en la vida.
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