«Ningún equipo en el mundo es capaz de someter a Brasil, como lo hizo Chile». Fue una de las frases que más llamaron la atención de Jorge Sampaoli. Porque, si nos vamos a conformar con eso en la Copa América, estamos mal.
LONDRES.- ¿Pudo ganar Chile? No, definitivamente no. Porque no tuvo ninguna ocasión clara de gol. Lo más cercano fue un tiro libre de Matías Fernández, cerca del final, que obligó a Jefferson a esforzarse para sacar la pelota al córner.
¿Pudo empatar Chile? Si, definitivamente si. Porque el partido fue equilibrado. Brasil tampoco tuvo tantas llegadas al arco de Bravo como para establecer una superioridad en el juego. Fue un partido apretado, más luchado que jugado. Con mucha disputa en medio campo y pocas presencias en el área. Imponiéndose en lo individual, los defensas sobre los atacantes.
¿Pudo perder Chile? Si…y de hecho lo perdió. Aprovechando la que puede haber sido la única desinteligencia defensiva de Chile. Un par de toques, pelota en profundidad y Firmino que escapa solo, sortea la salida de Bravo y la manda al fondo del arco desguarnecido.
Minuto 71´y el partido se cerró, una vez más en favor de Brasil. Como tantas veces, nos quedamos en el «casi casi».
Y ojo, que esta vez Sampaoli planteó un partido para no perder, no para ganar. está claro, aunque nunca lo va a reconocer el entrenador de la selección chilena, que en este partido pensó en el resultado y en la forma como debiera jugar ante Argentina y el propio Brasil en Copa América.
No le alcanzó para su objetivo, porque estos rivales tienen una oportunidad y la aprovechan.
Así de simple, así de sencillo.
En consecuencias, termina la última fecha FIFA antes de la Copa América y el resultado es muy pobre: dos partidos jugados, dos partidos perdidos, cero gol a favor y tres goles en contra. Ante un Grande, como Brasil. Y ante uno, no tan grande, como Irán.
La principal y más preocupante conclusión es que está selección está lejos de su mejor momento. En lo individual, lo colectivo, lo técnico y lo táctico. Y la Copa América está cada vez más cerca.
Sin embargo, Jorge Sampaoli se niega a reconocerlo y tiene un discurso que, por osmosis, también se ha generalizado en el plantel de jugadores: «Estoy orgulloso, sometimos a Brasil, lo dominamos y tuvimos mayor posesión de pelota, algo que ninguna selección en el mundo es capaz de hacer como lo hizo Chile».
O el entrenador de la selección nacional está desinformado o nos quiere hacer comulgar con ruedas de carreta. Porque, en en el espectacular palmarés que tiene Brasil de la mano de Dunga, lo que menos interesa es la posesión de la pelota. El mejor ejemplo, en que en la goleada por 4-0 a Turquía, la diferencia entre el tiempo que tuvieron la pelota los turcos y lo que la tuvieron los brasileños, la diferencia fue mínima.
Decididamente, a Dunga ese detalle le importa un rábano. A él lo trajeron para recuperar la imbatibilidad que tenía Brasil antes del Mundial y lo ha conseguido plenamente. Ocho partidos jugados y los ocho ganados, con apenas dos goles en contra.
¿Quieren jogo bonito?…Para eso vean las películas del Mundial de 1970 en México, el Brasil de Pelé, Tostao, Rivelinho, Gerson y Jairsinho.
Como no tiene a ninguno de esos monstruos, Dunda opta por el «jogo práctico». Y puchas que lo hace bien.
¿Que no es un fútbol que maraville por las ocasiones de gol que se crea o por el espectáculo que da en la cancha? De acuerdo. Pero, con ese fútbol es gran candidato a ganar la Copa América que se disputará en nuestro país, aunque termine imponiéndose por 1-0 en todos los partidos.
Igual, junio sería – con esos resultados- mes de carnaval en Brasil.
Ahí estamos: «proponiendo, sometiendo al rival, teniendo mayor posesión de la pelota».
Todos, conceptos que no sirven de nada, si no hay profundidad, si ese dominio, esa propuesta, esa tenencia de la pelota, no se traducen en situaciones de gol.
¿Cuántas ocasiones reales de gol tuvo Chile ante Brasil?…Ninguna, así de lapidario…¡Ninguna!
¿Se puede arreglar esto?
Si, pero sólo si se reconoce el problema. De lo contrario, imposible.
Si Sampaoli cree que va por buen camino a la Copa América, decididamente se equivoca.
En cambio, si tras las frases sin sentido que dice en las conferencias de prensa, en su interior tiene claro que con este esquema y estos jugadores con suerte nos da para pasar a la segunda fase, podría producirse la recuperación del equipo y llegar al nivel que puede dar esta selección.
Pero, para eso, como primera cosa tiene que entender que sólo con Alexis Sánchez en ataque, no basta.
Primero, porque Alexis no es, no ha sido, ni será nunca, un delantero en punta. A élk le gusta estar en contacto permanente con la pelota y por lo mismo, se tira atrás a buscarla, se abre a las orillas y se desespera cuando el balón lo le llega.
Para que Alexis ande bien y sea verdaderamente desequilibrante, tiene que tener delante suyo un par de delanteros de verdad. Que sientan la función, que sepan jugar de espaldas al arco, que estén esperando su oportunidad.
Uno de ellos, debiera ser Eduardo Vargas, aunque le juega en contra los pocos minutos que actúa en Inglaterra, pero se ganó un puesto por lo que ha hecho en la selección.
Y el otro tiene que buscarlo. Que, por lo demás, los hay, el problema es que a Sampaoli no le gustan.
Que no haya nominado a Ángelo Henríquez es inexplicable, como también lo es el hecho que haya llevado a pasear a Roberto Gutiérrez.
Y hay dos que son los mejores de todo, pero para que rindan hay que tratarlos con guante blanco durante la semana y no someterlos al trajín demoledor que imprime Sampaoli en las prácticas, sin hacer excepción. Y si quiere contar con Esteban Paredes o Gustavo Canales, tiene que hacerlo, ellos necesitan un trabajo especial. Y la selección chilena los necesita a ambos.
¿Si hace una excepción absolutamente justificada con Jorge Valdivia, a quien lleva a título de nada a Europa, porque no hace lo mismo con Paredes y Canales?
Preguntas que por ahora no tienen respuesta. Y mientras no la tengan, la selección chileno seguirá «sometiendo al rival, dominando y teniendo más tiempo la pelota».
Ah…y seguirá también perdiendo por 1 o por 2-0
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