En sus respectivas bancas puede encontrarse la mejor explicación para el debut de Colo Colo, Palestino y Universidad de Chile en esta nueva versión de la Copa Libertadores de América. Pero, a no engañarse, que este camino está recién comenzando
SANTIAGO.- Es distinto, sin duda, el presente de Colo Colo, Palestino y Universidad de Chile en la Copa Libertadores. Y la explicación puede encontrarse en las tres historias que emanan desde sus respectivas bancas.
HECTOR TAPIA: Sin duda que el entrenador de Colo Colo está rindiendo el examen definitivo que le puede llevar a ser un gran entrenador.Ojo, que su camino, contrario a lo que se piensa, no ha sido fácil. Porque no hay nada más complicado para un técnico que está comenzando en Chile que declararse públicamente seguidor de una escuela muy distinta a la bielsista o sampaolista.
Eso, de partida, ya le significa ganarse una cantidad enorme de influyentes enemigos entre los medios de comunicación. Que lo pueden apreciar como persona, pero que nunca le van a perdonar que no siga a «los Maestros que han refundado el fútbol chileno». La antítesis es Mario Salas, al que le alaban cualquier cosas – incluso que no haya ganado nada hasta ahora- sólo por ser un «continuador» de la escuela de la selección chilena.
Lo menciono,porque creo que este es el primer gran mérito de Tapia: ser auténtico y tener la personalidad suficiente para no caer en el populismo y la demagogia y ser fiel a sus convicciones. Tanto que a veces llegar a ser obstinado en demasía y eso le juega en contra. Como cuando insistió en Fabián Orellana y no quiso traer ningún otro delantero, lo que le significó – entre otras cosas- perder el bicampeonato debido a los problemas físicos de Paredes. O como cuando determinó la salida inoportuna en el tiempo de Sebastián Toro y Felipe Flores. Con una vuelta atrás en el caso de este último, que ha terminado por darle la razón absoluta al delantero, hoy por hoy pieza casi insustituible en el ataque albo
Pero, a cambio de esos puntos en contra, tiene cien aciertos. Y doblándole la mano a todo el mundo. Como por ejemplo, la edad de los refuerzos. ¿Dónde quedaron todos los que se burlaban y llegaron a decir que el sponsor de Colo Colo debía ser «Fundación Las Rosas»? Hoy, todos los sub 40 son los que han demostrado en el campeonato local y en el debut en la Copa Libertadores que tienen la suficiente jerarquía como para imponerse en las condiciones más adversas. Tal vez sin el vértigo y el ritmo que pudiera tener un equipo más jóven, pero sí con la capacidad, la inteligencia e incluso la paciencia para terminar imponiendo sus términos.
Que no es otro que el fútbol de posesión de pelota, la importancia que tiene el control de medio campo, la salida y la llegada asociada y la presencia ofensiva de dos extremos rápidos que alimentan a los que llegan destapados por el centro. En síntesis, el fútbol de Héctor Tapia.
PABLO GUEDE: Su primer punto a favor es tremendo y hace poco tiempo, algo absolutamente impensado: hoy, todos queremos ver los partidos de Palestino. El hecho que hayan llegado más de 15 mil personas a Santa Laura el pasado miércoles, no obedece solamente a la presencia tremendamente atractiva de Boca Juniors y menos aún a que haya sido la colonia árabe la que se volcó al recinto de la Plaza Chacabuco. Aceptando estas dos alternativas como válidas, hay también una tercera y es el encanto que ha logrado provocar el elenco tetracolor en el hincha del fútbol en general.
Porque ver jugar a Palestino realmente es casi un placer. Y eso es mérito indudable de Guede, que supo amalgamar a la perfección a todos estos pelusones (en el buen sentido de la palabra) que tan bien juegan a la pelota: hablamos de Valencia, Valenzuela. Silva, Riquelme, Diaz, Contreras, etc.
«Estos chicos tienen que entender que ir a jugar a Montevideo por la Copa Libertadores debe ser para ellos como ir a Disneyworld». «Enfrentar a Boca me sigue pareciendo irreal, un sueño y hay que disfrutarlo». Dos frases para el bronce de Pablo Guede, que nadie puede dejar de compartir.
Hasta ahí todo bien.
El problema es que al entrar a la cancha, no hay que olvidarse de otro componente que no se puede dejar de lado: el fútbol es un deporte competitivo. Por lo tanto, el resultado sigue siendo primordial.
Es en ese aspecto, donde comienzan algunas contradicciones que tal vez puedan atribuirse a la falta de madurez internacional del entrenador de Palestino. Porque no puede restarle importancia a un partido con Boca Juniors y menos aún por Copa Libertadores, anticipando que ha «pensado jugar con suplentes». Y que «le da lo mismo haber perdido, porque fueron fiel a sus convicciones».
Una frase dicha antes y otra, después de terminado el partido. Pero, entre ambas, explican porqué Boca Juniorr ganó por 2-0 y terminó obteniendo un triunfo inobjetable.
Es bueno el cilantro, pero no tanto, decía mi abuelita con la sapiencia que dan los años. Y es verdad.
Porque es bueno ser desaprensivo, jugar por divertirse, e ir al ataque en todo momento. Siempre y cuando eso no te signifique arriesgar un partido. Los goles que le hizo Boca se los vienen haciendo a Palestino desde que llegó Guede. Y no puede ser que siempre que sus defensores queden expuesto al mano a mano. A lo mejor en Chile eso puede darle resultado, pero a nivel internacional es indudable que delanteros de otra categoría te van a ganar esos duelos y te van a vacunar.
Incluso, hasta podría entenderse cuando tu equipo está en desventaja y deba ir a remontar un marcador adverso. Pero no cuando estás empatando con Boca Junior y menos aún cuando le estás ganando a Nacional en Montevideo. Este último ejemplo es el más contundente, porque nadie lo tomó en cuenta debido a que al final se obtuvo la clasificación. Pero, ese logro, que le significa al club al menos un millón de dólares y un reconocimiento internacional, se arriesgo innecesariamente en esos cinco minutos finales del primer tiempo. Porque en vez de irse en gancia 1-0 al descanso, te fuiste perdiendo 1-2 y colgando prácticamente de la corniza.
Eso hay que tomarlo como lección y remediarlo. Porque este Palestino tiene todas las armas individuales y colectivas como para darnos grandes satisfacciones en un futuro no muy lejano.
Pero, para eso tiene que dar el salto de equipo amateur a equipo profesional. Sin perder su esencia, que es la base de su éxito, pero agregándole también lo que hasta el Gran Elías Figueroa hacía en su momento: reventar la pelota y hacer tiempo, si eso es necesario en determinado momento para obtener un buen resultado.
Me da la impresión que de Guede es de aquellos tipos que, si alguna vez va a ver a un psiquiatra, deja loco al psiquiatra.
Y eso para en entrenador no está mal. Siempre y cuando esa «locura» no lo lleve a comer vidrio. A él y a su equipo
MARTÍN LASARTE: Personalmente, me duele mucho lo que le está pasando al entrenador de Universidad de Chile. Porque el hombre está sufriendo. Física y mentalmente. Y no se lo merece. Primero, porque es un muy buen técnico y segundo, porque es una mejor persona. Esos son los tipos de entrenador a los que personalmente siempre quisiera que llegaran desde el otro lado de la frontera y no aquellos que, teniendo buenos resultados, llegan entre otras cosas con un zerrucho en la mano. Y son capaces de cortarle la cabeza a su propia madre con tal de obtener beneficios personales.
Lasarte, afortunadamente, está lejos de ser de esa calaña de individuos. Y en justicia consiguió el campeonato del Apertura con Universidad de Chile, desmintiendo aquél rótulo de «segundón» que algunos, tempranamente le adjudicaron por sus campañas en Universidad Católica.
¿Qué ha pasado ahora con la «U»? Me cuesta mucho explicarlo, pero creo que todo parte por una baja desproporcionada en el rendimiento individual de algunos jugadores fundamentales. Parto por los tres que fueron fundamentales en la obtención del título y que hasta sólo hace un par de meses eran los mejores indiscutiblemente en sus respectivos puestos: Johnny Herrera, Gonzalo Espinoza y Gustavo Canales.
Ninguno es siquiera la sombra de lo que fue hasta hace tan poco.¿Por qué? Verdaderamente, no tengo respuesta. Especialmente en el caso del arquero, que pasó a ser un portero «normal» en circunstancia que antes era un ganador de partidos por si solo, A Espinoza y Canales les ha afectado las lesiones que tuvieron y el apuro por volver a las canchas. Nunca se han recuperado del todo y la merma física ha llevado a una mayor merma futbolística.
Pero, lamentablemente no son excepciones en Universidad de Chile. Porque, en este momento son pocos los que se salvan. ¿O acaso Pepe Rojas, Osvaldo González, Gustavo Lorenzetti, Sebastián Ubilla y Guzmán Pereira están medianamente cerca del nivel que tenían en el Apertura?
Ya tenemos más de medio equipo con una baja pronunciada. Y por el contrario, de los que quedan por nombrar ninguno está jugando más que antes. Agregando que los refuerzos tampoco han respondido a cabalidad a su condición de tal.
Ante este panorama, necesitaba el conjunto azul de un entrenador metido a pleno, enfocado en un cien por cien a solucionar estos problemas.
Y su estado de salud ha impedido que ese hombre sea Martín Lasarte.
Sin embargo, ojo, que al contrario de lo que muchos creen, no todo está perdido.
Lasarte es uruguayo y los uruguayos son luchadores. Por lo mismo, no me cabe duda alguna que no se va a dar por vencido. Sin chance en el Campeonato Nacional, le puede servir de banco de prueba para lanzar a la cancha a jugadores más jóvenes que pueden aportar la fuerza necesaria para sacar al equipo del pozo. Estoy pensando en Vidal, Martínez, Cuevas y algún otro menos habituado a incursionar en el primer equipo.
Y a los grandes, sacarle la presión local y enfocarlos en el plano internacional definitivamente. Con una posibilidad cierta, que pareciendo en el papal la más complicada puede ser también la gran oportunidad para revertir el mal momento: Internacional de Porto Alegre.
La «U» tiene que ir a jugar de visitante y por lo mismo, nadie le podría reprochar que se plante de chico a grande.
Que es tal vez lo que necesita el conjunto azul en estos momentos: olvidarse que son los actuales campeones y empezar de cero. Algo que tiene que comenzar por el propio Lasarte. Que a mi juicio sigue siendo el más indicado para sacar este barco de aguas tan turbulentas.
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