Atlético y Real lo dejaron todo para la vuelta, aunque la ida tuvo mucha miga. Dominó el Madrid en el primer tiempo, en el que Oblak sostuvo el conservador plan de Simeone. En el segundo acto reaccionaron los locales, que apretaron sobre todo al final pero tampoco encontraron el gol. En el Bernabéu tendrán que entrar, aunque sean desde los once metros.
MADRID.- El partido fue un trampantojo. Fue una cosa, pero pareció otra. Pareció que el Madrid iba a pasar por encima del Atlético, pero al final el Cholo se salió con la suya. Empate a cero, posibilidad de valor doble de un gol en el Bernabéu y, de postre, la amarilla a Marcelo, que deja al Madrid sin uno de sus principales surtidores ofensivos para la vuelta.
Claro que el Madrid fue mejor que el Atlético, sobre todo en el primer tiempo. Pero le fallaron los delanteros, eso que, ante la falta de más argumentos, muchas veces se llama pegada. No la tuvo, empezando por un mano a mano de Bale a los tres minutos de juego. Salvó Oblak, pero la jugada resumió el partido del galés. Esta vez, además, tampoco le taparon sus compañeros de delantera. El peligro del Madrid llegó de segunda línea, en especial a través de James y Modric, pero Oblak aguantó a pie firme. Si su equipo sobrevivió al primer tiempo fue casi en exlcusiva por los méritos del meta esloveno.
Con el descanso cambió el decorado. El partido dejó de ser unidireccional y se convirtió en una vía de doble tránsito. El ardor guerrero de Mandzukic inflamó a la grada y contagió a sus compañeros, que intentaron por fin alguna aventura más allá de su línea de medios. En cualquier caso, la consigna del Cholo estaba clara: no encajar. También en tramos aislados del segundo tiempo se pudo ver a los diez jugadores del Atlético por detrás de la línea del balón, dejando sin espacios a los veloces puntas del Madrid. En cualquier caso, la producción ofensiva de los visitantes se redujo notablemente en el segundo acto. A Modric y James, dos jugadores capitales en el dibujo de Ancelotti, aún les faltan pulmones para noventa minutos.
El Cholo reservaba una última bala para el final. Entró Torres, buscando el efecto Copa, y dio paso a los mejores minutos del Atleti, que incluyeron una esperpéntica salida de Casillas y una buena parada del capitán blanco a disparo de Mario Suárez. Estuvo muy cerca de hacer bingo el Atleti en un partido en el que el Madrid obligó a Oblak a intervenir hasta en ocho ocasiones. Por eso, al final todo fue una ilusión. Pareció que jugó mejor el Madrid, pero el guión se ajustó siempre a lo que dictó Simeone. Una vez más. Y van…
/Marca
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