El Sudamericano sub 20 tiene dos grandes candidatos de fierro y para variar son los vecinos del Río de la Plata: Argentina en el Grupo A y Uruguay en el Grupo B. Los «charrúas» enfrentaron a Brasil y como tantas veces, sea cual sea la categoría impusieron su paternidad
PUNTA DEL ESTE.- La celeste venció 2-0 a Brasil y quedó, con seis puntos, muy cerca de clasificar al hexagonal final del Sudamericano sub 20. Otra vez de pelota parada y otra vez de cabeza. Así ganó Uruguay, aunque pudo sufrir menos si hubiera concretado alguna de las tantas chances que tuvo, principalmente en la primera parte. Una vez más, el Campus de Maldonado volvió a vibrar con este grupo de chiquilines que contagian e invitan a ilusionarse.
Este era el partido que quería Uruguay. Así es como le gusta jugar al equipo de Fabián Coito: comiéndole los talones a los adversarios, siendo un equipo compacto, intenso, que corta y enseguida descarga para sus atacantes.
La Celeste ahogó al conjunto norteño de arranque y comenzó a ganar dicho encuentro. Lo hizo sentir incómodo con las trepadas de Franco Acosta y cada vez que Jaime Báez agarró la pelota de espaldas. Lo sacó de quicio cuando Nahitan Nandez y Mauro Arambarri le sacaron cada una de las pelotas que querían jugar sus volantes de creación. Lo hizo desesperarse cada vez que Gastón Pereiro se puso el balón debajo del pie. La puso de malhumor cada vez que la última línea fue a barrer abajo dejándolos sin chances.
Si bien en líneas generales todos levantaron su nivel respecto al partido con Colombia, el mediocampo celeste volvió a marcar la diferencia. Y ahora sí, el resto se acopló casi a la perfección con ellos. Incluso, eso hizo que tanto Guillermo Cotugno como Mathías Suárez pudieran soltarse más y lanzarse al ataque.
Pereiro demostró por qué lleva la número 10 y por qué juega en la Primera División de Nacional. Más allá del gol, se puso el equipo al hombro y fue el socio perfecto que el doble cinco no había tenido en el primer juego. Las pidió todas, hizo jugar al resto y corrió muchísimo dando una mano en las ocasiones que había que tapar agujeros.
Asimismo, los que ingresaron entendieron a la perfección cómo estaba jugando Uruguay y le sumaron intensidad a un equipo que venía realizando un desgaste enorme. Ramiro Guerra le entregó equilibrio en la mitad del terreno y Rodrigo Amaral le puso una cuota de vértigo y picardía al ataque.
En tanto, Brasil jugó igual que contra Chile, pero con la diferencia que no lo dejaron jugar. No tuvo los espacios suficientes para hacerse valer de sus individualidades como Nathan y Guilherme y dejó en evidencia los serios problemas que tiene para defender. De hecho, el arquero Marcos fue la gran figura y el único responsable de que la diferencia no haya sido mayor.
La Celeste ganó y es único líder del Grupo B. Tiene puntaje perfecto y ya se sacó de encima, en principio, a los dos rivales más complicados de su zona. Además, como si fuera poco, todavía no le han convertido goles. Ahora, tiene fecha libre para descansar y preparar los duelos ante Chile y Venezuela. El hexagonal final está cerca y comienza a teñirse de un solo color.
/Ovación de Montevideo/
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