Honestamente, no será el fin del mundo si la selección chilena es la única del continente que inicia el 2021 sin un técnico en la banca, aunque las clasificatorias se reanuden en marzo y este año haya que jugar diez partidos rumbo a Qatar. Total, por estas horas debería estar llegando Francis Cagigao para hacerse cargo de todo, incluida la contratación de un técnico que nos saque trote en un par de meses. No sean exagerados. Tampoco se va a acabar el mundo si Reinaldo Rueda se va sin decir adiós, ni explicarnos por qué decidió cambiarse de caballo en la mitad del río: si porque la montura en que venía no le acomodaba o porque la otra opción le parecía más atractiva. Irse para callado es feo, por cierto, pero no va a estallar el planeta si eso pasa.
No es el fin del mundo, tampoco, que el torneo entre en su fase final con muchos partidos suspendidos, sospechas de arreglos, protocolos incumplidos y, sobre todo, de muchísimas denuncias al Tribunal de Disciplina por jugadores no inscritos en la planilla, técnicos que se comunican por walkie talkie cuando están suspendidos o deudas que se pagan en cuotas en vez de al contado, con el gentil aval de la directiva. Sin olvidar el caso de suplantación de identidad en los controles covid, que deberá pasar primero por la fiscalía y los tribunales correspondientes. No es que estemos muy puristas con las normas, es que sencillamente hemos preferido ignorarlas u olvidarlas. Nada de otro planeta ni de otro país, por cierto. Recuerden cómo opera nuestra justicia.
No será el fin del mundo que estemos a enero de 2021 y todavía no sepamos cómo se jugará el torneo correspondiente a esta temporada. ¡¡¡Paren la mano, que tiempo todavía queda mucho para sentarse a planificar!!! ¿Cuándo un torneo ha estado listo antes de que termine el otro? ¿En Chile? ¡Por favor!
Por todo eso, pienso, no es el fin del mundo que Gustavo Quinteros se agarrara su genitalidad ante los jugadores rivales. El año pasado, Mario Salas le hizo un corte de manga a la hinchada en el Monumental sin que a nadie del club le pareciera que era condenable, amonestable o sancionable, ¿recuerda? En este año en que toda la institución parece haberse vuelto loca, hacer un “Pato Yáñez” no es gran cosa porque, seamos honestos, nada parece serlo. Ni la inexplicable actitud de obsecuencia del llamado Club Social, ni la entrega de premios extras en medio de despidos de los cuerpos técnicos de menores y la rama femenina, sin que a ningún “referente” se le haya ocurrido salir a decir que no era necesario. En una institución donde todos los límites se superaron en 2020, iniciar 2021 con un agarrón de testículos público parece ser el reflejo de la descomposición moral, pero, por favor, no vaya a creer que solo por eso el mundo se va a acabar.
Cosas más graves y peligrosas están pasando en Chile y el mundo, cuando nosotros y la humanidad estamos en riesgo. ¿Quién va a andar preocupado de menudencias y leseras como estas? Son cosas que ya nos hemos acostumbrado a no tomar en serio.
/Escrito por Aldo Schiappacasse en su columna del diario El Mercurio
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