Para el xeneise, el fin de semana fue una fiesta: ganó ante Racing, las Inferiores tuvieron saldo positivo ante River y el Femenino escaló a la punta. Este martes llegan a nuestro pais para jugar con Colo Colo
Pocos fines de semana serán tan redondos como este. De todas las categorías de fútbol 11 de Boca (Primera, Inferiores y Femenino), el Xeneize obtuvo una sola derrota en nueve partidos. El conjunto de Almirón se llevó el clásico contra Racing, la Reserva empató 0-0 frente a la Academia, las Inferiores arrasaron en el Superclásico de la categoría y el Femenino quedó puntero tras golear a Estudiantes. Impecable.
Racing es una pobre expresión de lo que alguna vez fue la envidia del fútbol argentino. Ya no brilla por su juego, tampoco gana. Perdió cuatro de los últimos cinco partidos en la Liga y el ciclo de Fernando Gago está en crisis. Desde el planteo hasta los cambios, el técnico no le encuentra la vuelta al equipo. Los jugadores no pueden mirar hacia otro lado. Se puede jugar mal, claro. La actitud es imposible de negociar. Y en el primer tiempo se vio muy poca reacción. En el complemento, cuando el partido le dio otra posibilidad, peleó hasta el final. Se viene Flamengo en la Copa Libertadores y el pronóstico es reservado.
Boca ganó bien, más allá del bochornoso arbitraje de Andrés Merlos. Es imposible soslayar que hubiera pasado si expulsaba a Valentín Barco por el planchazo a Facundo Mura o a Sebastián Villa por el codazo sobre el propio lateral derecho. También debió echar a Gonzalo Piovi por una patada sin pelota a Luis Vázquez. Terminó mostrándoles la roja a Martín Payero, que pegó un golpe, y a Juan Nardoni, que fue el pato de la boda.
Almirón entendió el partido. Gago, no. Lo empezó a ganar en la previa, durante ese duelo que se imagina antes de cada encuentro, cuando se mueven las fichas del pizarrón virtual y se repasan videos. El técnico de Boca observó una tendencia peligrosa que tiene Racing. Al menos, en este último tiempo. Juega con mucho campo abierto, con los centrales mano a mano y es permeable por los laterales. Entonces, la presencia de Luis Advíncula como extremo derecho no sólo es un acierto táctico; también, un plus de confianza. En definitiva, es trabajo del estratega convencer al jugador de arriesgarse y apostar a una función diferente.
A partir del despliegue del peruano, Boca explotó el costado derecho. Y golpeó rápido. Primero, con una pelota parada que tuvo mucho de jugada preparada, pero contó con las deficiencias defensivas de Racing. Ejecutó Sebastián Villa, peinó hacia atrás Martín Payero en el primer palo, cabeceó bombeado Marcelo Weigandt por el segundo y Gonzalo Piovi, en su desesperación por rechazar, se la dejó servida al propio Payero que sacudió con un bombazo.
No pudo reaccionar Racing. En la jugada siguiente, Advíncula encabezó un contraataque y Pol Fernández, con todo el arco a disposición, definió a la carrera. En cinco minutos, con juego directo y precisión en velocidad, Boca liquidó a un Racing agobiado por sus propias miserias.
Si la primera etapa no terminó con una goleada fue producto de la enorme cantidad de veces que Villa quedó en posición adelantada. Con Leonardo Sigali y Emiliano Insúa casi todo el tiempo en la mitad de la cancha, Racing estaba al borde del colapso. Y Boca encontraba espacios para lastimar con la buena movilidad de sus volantes muy concentrados, especialmente, en la presión.
Gago movió el banco rápido. Sacó a Gabriel Hauche y a Jonathan Gómez y mandó a la cancha a Emiliano Saliadarre y Nicolás Reniero. Centró a Rojas, que no había podido superar a Barco por la derecha, y trató de busca profundidad. El partido se planteó en los mismos términos que la primera parte. Racing con la pelota, Boca agazapado.
Pero está claro que la tenencia no garantiza peligro en el área rival. Racing tenía el control de la pelota, pero no el dominio del juego. Más allá de ese cabezazo de Emiliano Insúa que tapó Chiquito Romero en el inicio de la etapa final, Boca siempre quedó a punto caramelo en cada réplica. Con Advíncula, Villa y Barco despegando. Eran aviones. Sin embargo, el colombiano resolvía mal.
Fue muy cortado el segundo tiempo por las expulsiones y las jugadas polémicas. Reniero se sacó la espina del gol tras el único pase lúcido de Rojas. Había tensión y suspenso. Pero la película tenía un final feliz para Boca, que comenzó de la mejor manera esta semana que incluye el viaje a Chile para enfrentar a Colo-Colo y luego la visita a River para el Superclásico. Racing entró en un espiral negativo y no encuentra salida.
/Escrito por Daniel Avellaneda para Clarín de Buenos Aires
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