Cuando tenía 9 años, Arriagada llegó a una prueba de jugadores en Macul. Así lo contó el propio jugador en enero: “Don Abel Sepúlveda es uno de los mejores amigos de mi abuelo. Él lo gestionó para que pudiera ir a probarme”. El centro delantero se quedó y pasó a liderar una generación exitosa (2002) que no se cansó de ganar títulos en el Fútbol Joven.
Su primera oportunidad en el primer equipo fue cuando tenía 15 años. El entrenador era Pablo Guede: «Era muy niño. Habíamos salido campeones y se acercaba la pretemporada. Yo me había ido de vacaciones y me llamó Agustín Salvatierra, que era ayudante de Guede. Me dijo que me sumara a la juvenil (Sub 19). Me puse feliz y fui. Estuve un día con ellos y me sumaron al primer equipo, porque un delantero había tenido problemas. Incluso viajé con ellos a La Serena. Me decían que debía darlo todo. Quedaba muerto con los trabajos físicos (ríe)».
Pero fue Mario Salas quien lo incluyó definitivamente en el primer equipo. El entrenador convocó a Arriagada cuando estaba en la Sub 17. De hecho, lo llevó a la final de la Copa Chile en Temuco: “Nos han generado mucha sorpresa, porque tienen condiciones espectaculares. Espero que tengamos ese tacto para conducirlos por el buen camino, y desarrollarlos. Ese debe ser el gran desafío de Colo Colo”, explicó el actual entrenador de Alianza Lima en esa oportunidad. El debut fue justamente con él, en el duelo ante la Roja Sub 23 por la Noche Alba.
¿Siente que puede ser el 9 del futuro?, le consultaba AS en enero: «Es muy pronto para afirmar eso, pero sí estoy concentrado en trabajar duro y seguir paso a paso. Con sacrificio, todo se puede lograr. Por ahora quiero aprovechar mi oportunidad, sumar minutos y ojalá consolidarme en el plantel adulto, que es un sueño de niño. Me lo tomo con calma y vivo estos días con tranquilidad. No quiero apresurar nada. Yo solo pretendo seguir entrenándome al 100 por ciento con este grupo de tanta jerarquía».
En duelos oficiales, Arriagada jugó sus primeros minutos contra Cobresal. Eso ocurrió en febrero. Luego tuvo que esperar ocho meses para volver a participar, y respondió a la altura. El joven atacante reemplazó a Esteban Paredes cuando quedaban cinco minutos y en la agonía conectó un cabezazo que le permitió a Colo Colo empatar el partido. Gustavo Quinteros pudo respirar tranquilo, y sumó así una opción real en el ataque albo.
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