Los azules buscaron ganarlo durante todo el partido y en el último minuto apareció Duma para anota el 2 a 1 que les permite a los universitarios consagrarse campeón y de paso clasificar a la Sudamericana. Lo de Católica fue impresentable.
Christian Ayala R.
cayala@todofutbol.cl
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TEMUCO.- Último minuto del partido -de hecho ya se contaban los descuentos- y Toselli recién había visto como su poste se había remecido tras un remate de Acevedo. La pelota no quería irse de la zona de peligro del área de la UC y fue ahí cuando apareció Aranguiz con su claridad para dar un pase en profundidad a Velásquez que entró en solitario por la derecha. El argentino, sin dudar, sacó un centro al corazón del área, para que Duma, un chico que se está acostumbrando a las hazañas, lograra puntearla y meter el balón en el fondo de las mallas. Locura total, la «U» acariciaba el título de la Copa Chile y dejaba en el suelo a una UC mezquina, que sólo apostó a aguantar el empate y confiar en tener mejor suerte en una hipotética definición a penales.
Justiciero triunfo azul, porque en la cancha fue el único que siempre propuso, que entendió que esta era una final y que había que jugarla con la idea de llegar al arco contrario. No juega bien la «U», eso es innegable, pero al menos aún no ha perdido la actitud y eso a veces basta para marcar diferencia, sobre todo cuando enfrente se encuentran con un equipo dirigido por Lasarte, que ha dado muestras de sobras que le tiene mucho miedo a arriesgar.
La UC fue rival sólo hasta los 27 minutos cuando quedó con 10 jugadores por la expulsión de Gonzalo Sepúlveda burda, estúpida y violenta, que sin necesidad le pegó un patadón de fatality en pleno rostro a Lorenzetti. Fue tan descarado, que ni sus propios compañeros protestaron por la decisión del árbitro.
Hasta ahí todo iba bien para la UC, a pesar que fue la «U» la que abrió la cuenta tempranamente a los 3 minutos cuando Isaac Díaz apareció libre tras pase de Lorenzetti para definir cruzado ante la salida de Toselli y marcar así el 1 a 0.
Pero Católica encontró luego el empate, cuando a los 13 minutos, Bueno combinó con Villanueva, el que ingresó solo por la izquierda y sacó un centró al medio para que Sosa venciera a Herrera que no pudo evitar el gol a pesar de su achique.
El partido estaba para cualquiera, pero luego de la expulsión de Sepúlveda, le vino un miedo terrible al DT Lasarte y de a poco comenzó a tirar a su equipo hacia atrás. De hecho para reforzar el mediocampo de quite mandó a la cancha a Tomás Costa y sacó a Carlos Bueno y luego, ya en el segundo tiempo (a los 68′) sacó a Carlos Villanueva para el ingreso de otro defensor, Cristián Alvarez. Con esto, la UC perdió cualquier posibilidad de disputar el mediocampo y le cedió el protagonismo, el balón y el terreno a los azules.
Con ese regalito, la «U» comenzó a mandar el juego, pero con pocas ideas claras, terminaron levantando muchos centros que en su mayoría eran rechazados por los centrales cruzados o en su defecto por Toselli. Pero el ataque era incesante, un verdadero bombardeo, de esos que hacen presagiar que en cualquier momento la defensa va a fallar y el gol va a llegar. Y lo peor, es que Católica no pasaba la mitad de la cancha, de hecho era muy claro que los cruzados de frentón estaban apostando a aguantar hasta el final y tratar de ganar el partido a través de los penales.
Y casi lo lograron, pero hoy la justicia se hizo presente en Temuco, porque cuando ya se iba el partido, llegó el gol de Duma que puso las cosas en su lugar y desató la alegría azul y la tristeza de la UC, que en todo caso ellos mismos de habían buscados.
No hubo bicampeonato, pero sí hubo un nuevo campeón que fue el único equipo que realmente quiso serlo. Un triunfo satisfactorio para la «U» que le permite clasificar a la copa Sudamericana, ganar un nuevo título y de paso vencer a un archirrival. Para Católica la frustración de un derrota postrera que fue un digno castigo para un equipo tan mezquino. El consuelo es que en unas semanas tendrán una revancha ante los azules y que puede significar un título nacional, pero claro, si vuelven a jugar con esta misma actitud es poco probable que logren cambiar la historia.
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