El ex Palestino y Universidad de Chile ya es ídolo del Rey de Copas. Sabalero y el Rojo necesitaban ganar para acercarse a puestos de clasificación. El Pulga Rodríguez fue el mejor y cerró su tarde con un golazo.
Independiente tenía que ganar para no perderse la pelea por las posiciones de clasificación y Colón, un escalón arriba, tenía el mismo propósito para meterle presión a Boca que a esta altura de la Copa de la Liga es quien ocupa la cuarta plaza de la Zona 2. Ninguno pudo quedarse con los tres puntos, pero en el afán por intentarlo, armaron un partido atractivo.
Con un poco más de orden, Independiente consiguió tomar las riendas del partido, principalmente en el primer tiempo. Tuvo el control de la pelota y jugó en el campo del contrario, que se las rebuscó para volverse peligroso a partir de los contragolpes.
Sin un punta definido, el Rojo alternó posiciones para terminar las jugadas y así complicó al fondo del Sabalero. La primera situación de riesgo fue un remate de Batallini, justamente ubicado en el centro del ataque, quien sacó un remate que se fue muy cerca del palo derecho de Burián.
Pese a ese control que ostentó Independiente, fue Colón el que se puso en ventaja. A partir de un contragolpe Beltrán avanzó con pelota dominada y aguantó la presión hasta que descargó al costado para el Pulga, que le metió un pese en profundidad vio como picaba al vacío. Llegó al fondo, dominó la pelota, encaró en diagonal al arco y sacó un remate preciso que Sosa no pudo contener. Golazo.
El Rojo no perdió los estribos y continuó buscando el partido con las mismas herramientas. Control, pase y juego asociado. Pudo emparejar las cosas pronto y con una muestra de ese cambio posicional constante: fue Batallini, ahora por el costado izquierdo del ataque, quien mandó un centro para la entrada de Blanco que entró como nueve y conectó de cabeza ese envío.
A poco del comienzo de la segunda parte, Colón tuvo un tiro libre de esos que el Pulga Rodríguez estudia, calcula, patea y festeja. No estaba cerca y eligió el palo del arquero: se la clavó en un ángulo. Con la asistencia en el primer tiempo y este golazo, se convertía prematuramente en la figura de la cancha.
En desventaja, Eduardo Domínguez movió el banco. Metió a Andrés Roa y a Leandro Benegas que en la primera que tocó, empató el partido. No había pasado un minuto desde que esperaba junto al cuarto árbitro para ingresar y ya estaba festejando el empate. Fue un centro de Lazo por izquierda que el delantero alcanzó a peinar para poner las cosas 2 a 2.
Ni Falcioni ni Domínguez especularon. Los cambios en los minutos finales no tuvieron la finalidad de hacer tiempo o enfriar el partido. Pero las buenas intenciones no siempre suman puntos. Lo cierto es que el empate dejó a Independiente más lejos de posibilidad de clasificar para el tramo de eliminación directa que termina con la final que definirá al campeón.
/Clarin
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