El defensor chileno fue titular, jugó los 90 minutos y cuando el partido estaba con el marcador en blanco salvó una jugada de gol que pudo cambiar el curso del encuentro
Apareció el River de Gallardo en su máxima expresión, y en la gran cita del semestre, ya que será la única final de la primera parte del año. La final de la Supercopa Argentina fue una cita perfecta para reencontrarse con el camino de las vueltas olímpicas, la número 12 de la era del Muñeco, ante un Racing que reaccionó de a ratos pero terminó abatido con el poder de contundencia del Más Grande.
Y a los 30 apareció la llave por arriba para abrir el partido. Un gran tiro de esquina de Nicolás De La Cruz encontró la llegada a la carrera de Borré, quien con un cabezazo fuerte y contundente marcó el 1-0. Pero allí Racing reaccionó y encontró caminos para complicar al Más Grande y para generar dos chances muy peligrosas con remates de Domínguez y Chancalay que pudieron haber empatado el partido.
En el segundo tiempo arrancó mucho mejor Racing, imponiendo ritmo y condiciones de juego. River no podía hacer pie, y había perdido la pelota y el control. Pero el cambio de Julián Álvarez por Borré marcó un antes y un después, y ahí llegó una ráfaga de goles incontenible.
Primero Álvarez con una gran definición después de una patriada de Enzo Pérez. Después De La Cruz aprovechando una falencia defensiva. Siguió Miranda en contra después de una gran jugada de Suárez. Y la cerró el 7 bravo de River después de una hermosa asistencia de Álvarez. Una goleada aplastante para conseguir una nueva vuelta olímpica en el ciclo más exitoso de la historia del club.
/escrito por Nadir Ghazal para La Pägina Millonaria
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