Con tres goles del brasileño y otro de su compatriota Rodrygo los dirigidos por Ancelotti se quedaron con la Supercopa de España. Descontó Lewandowski para los catalanes
El Barça buscaba un punto de inflexión en esta Supercopa que no ha llegado. Los de Xavi entregaron en el Al-Awwal Park de Riad el título de campeones de la competición a un Real Madrid que fue mejor y se llevó la final gracias a una gran actuación de Vinicius, autor de tres goles en la primera mitad que dejaron a los azulgranas pendientes de un milagro y una remontada en la segunda que no llegó.
Xavi lanzó un claro mensaje en la previa de la final. “Debemos ser fieles al Cruyffismo”, dijo. Sus jugadores, sin embargo, no lo fueron o no lo pudieron ser en los primeros instantes de la final. Recibieron dos golpes muy duros en solo diez minutos en forma de goles de Vinicius que ya pusieron el partido muy cuesta arriba para los azulgranas.
El entrenador del Barça había poblado el centro del campo con especialistas en tener el balón como Frenkie de Jong, Gündogan y un Pedri fundamental en sus esquemas, pero que no llegaba a la cita al cien por cien. Si embargo, quien se adueñó de la pelota en los primeros minutos fue el Real Madrid, con los jugadores azulgranas corriendo tras ella y presionando muy mal. De la mala presión se aprovecharon los blancos para lanzar tres balones al espacio y marcar en dos de ellos, favorecidos por los errores defensivos que tanto están castigando al Barça esta temporada. Vinicius marcó primero tras un error grosero de Koundé y después tras un balón largo de Carvajal y asistencia de Rodrygo.
on dos goles en contra reaccionó el Barça, también favorecido porque los de Ancelotti se replegaron en busca de sentenciar la final en otro contragolpe. Ferran Torres pudo acortar distancias con un remate al travesaño. Se hizo con el balón el equipo de Xavi, aunque sin crear excesivo peligro, mientras los blancos se sentían cómodos defendiendo cerca del área de Lunin, elegido por Ancelotti para defender la portería tras los fallos cometidos por Kepa en la semifinal contra el Atlético. El gol de la esperanza debía llegar a través de una genialidad y llegó sobre la media hora con una volea espectacular de Lewandowski, que parece haber recuperado el olfato de gol en esta Supercopa.
Acortaba distancias el Barça, pero poco duró la esperanza. Pareció que el Real Madrid estaba jugando con los azulgranas por como reaccionaron los blancos al gol de Lewandowski. El balón volvió a ser suyo y un centro de Carvajal acabó en penalti de Araujo sobre Vinicius. El uruguayo lo protestó mucho a Martínez Munuera, un árbitro del que no se puede quejar el madridismo, pero pareció claro porque el defensa azulgrana había cogido del cuello al madridista tras perder el balón de vista y ver como se había anticipado Vinicius. El penalti lo transformó el brasileño para lograr un ‘hat-trick’ que dejaba claro que en esta final ganaba la partida de forma clara a un Araujo al que Xavi había vuelto a situar sobre él como en tantos y tantos clásicos.
Sin reacción
A pesar del resultado, Xavi decidió no cambiar el equipo tras el descanso. Buscaba una reacción de sus hombres a través del juego y del orgullo que no llegó en los primeros minutos de la segunda mitad por mucha posesión que tuviesen los azulgranas antes un Real Madrid que se encontraba bien agazapado en su área a la espera de poder aprovechar espacios y la velocidad de Vinicius, Rodrygo y Bellingham. Pero como nada pasaba, el egarense realizó un triple cambio en el minuto 60 coincidiendo con los minutos pactados con Pedri. Lamine Yamal, Joao Félix, a quien Xavi envió otro mensaje dejándolo en el banquillo, y Fermín al terreno de juego por el canario, Ferran y Sergi Roberto. El intento de reacción fue estéril, pues a los pocos instantes de saltar los tres al campo, el Real Madrid hizo el cuarto tras un contragolpe llevado por Vinicius y culminado por Rodrygo aprovechando la poca contundencia de la defensa del Barça.
La herida era importante y sangró más cuando Araujo realizó una entrada a destiempo sobre Vinicius y vio la segunda amarilla. Por suerte para Xavi y el Barça, los blancos ya no hicieron más sangre, pero la reflexión debe ser profunda en los próximos días. La temporada está siendo mala y hay que evitar que todavía sea peor.
/Escrito por Ferran Correas para Sport de Barcelona
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