En el partido en que los catalanes estrenaron la camiseta con el logo de Los Rolling Stones, terminaron con «la lengua afuera» gracias a la gran actuación del volante inglés, la gran figura del conjunto merengue
Fue el Clásico de Bellingham cuando, durante muchos minutos, el ganador del partido, ante Sus Satánicas Majestades, los Stones, había sido el Barcelona. El Madrid se llevó un choque competido, a ratos brillante y a ratos agónico, con ráfagas de dominio alterno. Gündogan marcó su primer gol con el Barcelona en ungran primer tiempo, pero Bellingham empató en la reacción blanca. Y, cuando el empate parecía definitivo, remató un centro de Carvajal en la jugada peor defendida por el Barcelona en todo el partido. Fermín remató otra vez al palo, Araujo volvió a anular a Vinicius y Gil Manzano y el VAR se comieron un penalti como una casa de Tchouameni al uruguayo.
Cancelo ocupó el extremo derecho, al apostar Xavi por situar a Araujo sobre Vinicius, en su ya tradicional duelo, y por la pareja de centrales formada por Christensen e Iñigo, premiado por sus buenas actuaciones, pero al final penalizado por la falta de atención en el marcaje en el 1-2. Lamine Yamal fue el sacrificado delante; en la media, lo fue Romeu, ya que Gavi, vigilante de Bellingham, y Gündogan formaron la pareja de centrocampistas más atrasados, con Fermín por delante.
Total, o casi, control del Barcelona en el primer tiempo, con Gündogan y Gavi mandando en la medular. Precauciones en ambos bandos, sin correr demasiados riesgos. Por parte del Madrid hubo intentos buscando la espalda de la defensa cuando recuperaban el balón. Siempre topaban con la buena concentración defensiva del Barcelona. Rüdiger probó con un chut de lejos. Aparte de eso, alguna intentona inconexa de Vinicius, anulado por Araujo, Más numerito que otra cosa.
Inmediatamente se adelantó el Barcelona. Gündogan eligió el que pudo ser un gran día para marcar su primer gol como azulgrana. Vio un espacio por el centro, buscó la pared con Ferran y, pese a que la devolución del valenciano no fue muy buena, apretó el alemán superando a Tchouameni y se adelantó a Alaba. Solo ante Kepa, resolvió con un disparo raso.
Con el conjunto azulgrana dominador, Fermín, indomable entre líneas, volvió a chutar al palo. El andaluz se situó más adelantado en la media, con Gavi y Gündogan más retrasados. Fue el motor del juego, muy intenso. Tanto, que a los diecisiete minutos ya había visto una tarjeta por reiteración de faltas. Con Fermín y Gavi hay que ser riguroso; con Carvajal, todo un golpeador de tobillos, en cambio, permisividad. Lo mismo que con Tchouameni, que salió impune de una entrada muy dura con pistón a Gündogan poco después de la amonestación a Fermín.
Instantes antes del descanso, llegó el atraco. No podía ser de otro manera, con Gil Manzano. Tchouameni agarró y derribó a Araujo cuando iba a rematar un córner. Penalti como una Catedral que ni el impresentable trencilla vio ni desde el VAR le avisaron.
Un nuevo poste, de Iñigo al rematar de cabeza un centro de Fermín, pudo haber supuesto el 2-0. Incluso el remate posterior de Araujo fue rechazado a córner. No fue gol y el Madrid, que salió tras el descanso adelantando líneas, tomó aire para buscar la reacción en el segundo tiempo.
Sin remates del Madrid entre los tres palos en casi una hora, el panorama cambió en la segunda mitad. El primero fue de Kroos, en el momento en que el Madrid revolucionaba el decorado del partido. El Barcelona rompía puntualmente por la derecha con Cancelo tras la entrada de Camavinga por Mendy, pero el Madrid había adelantado líneas y, tras un aviso de Tchouameni que despejó Ter Stegen, Bellingham pilló un balón fuera del área en la primera acción en la que se libró de Gavi y marcó un golazo por la escuadra.
Otro partido empezó a partir de ese momento, con un Madrid dominador que supo meter al Barcelona en su campo, sin dejarlo salir. Eran necesarios cambios anyte el paso atrás que el Barcelona había dado.
Un chut de Lewandowski desde lejos fue la primera acción relevante del polaco después de reaparecer. Fue el primero de los lesionados que volvió, para jugar la media hora final del Clásico. Después entró Raphinha, junto con Lamine Yamal. Xavi había cambiado toda la delantera y en el tramo final jugó la tripleta Raphinha-Lewi-Lamine, con el jovencito por la izquierda. Coincidiendo con su entrada, el Barcelona volvió a adelantarlíneas y pisar terreno madridista.
Todas las espadas en alto en un final tenso, con imprecisiones y errores por ambos lados y nervios. Ahí emergieron Christensen y Araujo para mantener a raya las embestidas madridistas. Nada pudo evitar el remate de Bellingham, ya en el añadido, a centro de Carvajal, en la jugada peor defendida por el Barcelona. Cuando apareció el inglés, ganó el Madrid.
/Escrito por Joan Poquí para Mundo Deportivo
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS