El conjunto blaugrana incorporó a su museo una nueva goleada histórica al Real Madrid gracias a un doblete de Aubameyang y a los goles de Ferran Torres y Araujo
Había muchas ganas de volver a verles. Y, sobre todo, de volver a ganarles. El Barça puso fin a la racha de cinco derrotas contra el Real Madrid con un golpe encima de la mesa con el que evidenció que ha vuelto. El equipo de Xavi protagonizó una exhibición emocionante de personalidad, demostró que ya está capacitado para tutear a cualquiera y ‘bailó’ al eterno rival. Qué más da si ya es demasiado tarde para ganar la Liga. En una temporada en la que las alegrías están muy caras, silenciar el Santiago Bernabéu como en los viejos tiempos se convirtió en un baño de autoestima importantísimo antes de afrontar el tramo decisivo de competición.
Xavi tomó nota del clásico de la Supercopa e ideó un plan para contener a Vinicius. Araujo fue de la partida y ocupó el lateral derecho en detrimento de Dani Alves. No hubo ninguna sorpresa más en el once catalán salvo la suplencia de Gavi. El Barça necesitaría piernas frescas y garra para la segunda mitad y su entrenador era muy consciente de ello. El Madrid, sin Benzema, salió con un 4-4-2 con el mismo Vinicius y Rodrygo en la punta del ataque. Los blancos echaron mucho de menos al francés. Sin la figura de un ‘9’ puro y con Asensio en el banquillo, perdieron demasiado ‘punch’. Aunque saltaron al verde con la intensidad de las grandes noches en Chamartín, la personalidad del Barça trastocó todos sus planes. Si no hubiera sido por Courtois, el partido hubiera quedado visto para sentencia antes del descanso.
Una goleada emocionante
El Barça, más feroz que nunca, olió la sangre. Y no dejó de fabricar ocasiones en busca de la ‘manita’. Todos los delanteros culés pudieron redondear la noche con el quinto gol. No llegó. Aubameyang, Dembélé, Ferran Torres y Memphis, que entró en los últimos compases, se toparon con Courtois, que evitó una goleada de escándalo. Con el Madrid arrodillado, sin ideas, sin saber qué hacer para rebasar a Piqué y Eric Garcia, infranqueables, los aficionados blancos acabaron aplaudiendo y celebrando una entrada muy dura de Camavinga a Busquets en el centro del campo en una jugada que resumió la frustración local.Los abrazos efusivos de los futbolistas, el cuerpo técnico y la directiva blaugrana, con un Laporta pletórico en la zona noble del Bernabéu, denotaron una felicidad extrema.
La afición desplazada a la capital española cantó más orgullosa que nunca el himno. En la previa se planteaba un clásico parecido al de 2004, decantado por un gol de Xavi (1-2). El encuentro se pareció mucho más a las goleadas del Barça de Pep Guardiola. Había ganas de volver a verles. Había ganas de volver a ganarles. Y muchas más de hacerlo como en los viejos tiempos
/Escrito por Jordi Carné para Sport de Barcelona
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