El Manchester City de Pep Guardiola ya no tiene miedo. A base de golpes, de luchar contra unos cuartos de final malditos, por fin, superó el mayor trauma de los ‘citizens’. Estarán en las semifinales de la Champions League por primera vez con Pep, la segunda vez en su historia. Lo hizo rememorando pesadillas pasadas. Remontando en la segunda mitad y con un Foden que ha sido el gran protagonista de la eliminatoria con dos goles. El de la victoria en el descuento en feudo ‘sky blue’. El de la victoria en el Signal Iduna Park. Menuda joyita.
Los primeros compases de la primera mitad no invitaban a un partido plácido para los de Pep Guardiola. Tal y como pasó en el Etihad, el Dortmund salió dispuesto a disputarle la posesión de balón y los ‘citizens’ no encontraban espacios de circulación en una línea defensiva bien plantada por Terzic. Dahoud mandaba el primer aviso con un disparo demasiado lejano para un Ederson bien colocado.
La estirada de Ederson fue insuficiente. Tocó con el guante un balón que terminó rompiendo las telarañas. Bellingham estuvo muy cerca de fichar por los de Manchester. Los fantasmas, los traumas, la ansiedad volvieron a sobrevolar el Signal Iduna Park. La maldición de cuartos parecía activarse de nuevo. Noqueado, el City pudo encajar el segundo en un remate de Reus y un cabezazo de Akanji.
Despertó del golpe el City que empezó a amarrar más balón pero la fortuna tampoco les sonreía. De Bruyne aprovechó una de las pocas grietas defensivas que tuvo el Dortmund en el primer tiempo para soltar un zapatazo que solo el travesaño supo parar. El rebote no le cayó a un Gündogan que terminó en el suelo. No había penalti. Bellingham completaba su excelente primer tiempo sacándole el gol de la misma línea a Mahrez.
Fue un ex del Liverpool el que dio vida al City de Pep. Emre Can tocó con la mano el balón dentro del área y Del Cerro Grande señaló la pena máxima. Pese a que primero toca en la cabeza del jugador alemán, la posición del brazo no puede ser más antinatural. Quien no la tocó fue Hitz que pese a adivinar la dirección, no llegó al fantástico golpeo de Mahrez.
Tenía que mudar de piel el Dortmund a raíz del gol. Estaban fuera y un gol sólo los metía en la prórroga. Pero el City tampoco quería llegar a esa situación y seguían dominando el partido con llegadas puntuales como un disparo de Gündogan que se marchó al lateral de la red. Las posesiones largas sí llegaban ahora para los ‘citizens’ que con el paso de los minutos iban espantando los fantasmas.
De Bruyne pudo sentenciar a 15 minutos para el final pero Hitz le sacó el gol con una mano prodigiosa. Entonces apareció el niño mimado, el ojito derecho de Pep. Phil Foden, en el saque de esquina, puso el 1-2 y el sello al billete del City a semifinales. Se pegó una carrera de 50 metros para abrazarse con Guardiola. La imagen del alivio. La imagen del partido.
Con todo el pescado vendido, la tensión sobre el verde se desvaneció. El Dortmund necesitaba tres goles que nunca llegaron. Haaland ni apareció. Séptimo partido sin marcar. El Manchester City se medirá al PSG por una plaza en la final. Duelo de jeques.
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