El videoarbitraje tuvo un protagonismo mayúsculo en la derrota de Argentina contra la sorprendente Arabia Saudí
El VAR llegó para revolucionar el fútbol y minimizar los errores. Cuatro años después de su implantación oficial en el Mundial de Rusia, sigue habiendo dudas acerca del videoarbitraje. Sus detractores señalan que ha quitado emoción y ritmo al fútbol. También las interpretaciones de lo que se considera una acción flagrante o no sigue generando disputas y discusiones. Una polémica que en lugar de erradicarse se ha transformado.
En Qatar se ha intentado perfeccionar la herramienta, sobre todo en acciones objetivas, como se vio en los tres goles de Argentina anulados por fuera de juego. Arabia Saudí fue el sorprendente e inesperado verdugo de la albiceleste en su debut en el Mundial, pero no fue el único. La tecnología jugó una mala pasada a una de las grandes favoritas para ganar el Mundial, si bien también le permitió avanzarse en el marcador por un penalti transformado por Messi.
Por centímetros, la selección argentina tuvo que interrumpir la celebración de los goles. Especialmente cuestionable fue el primero anulado a Lautaro Martínez. Corría el minuto 22 cuando el árbitro Slavko Vincic, a instancias del VAR, decidió que no subiera al marcador.
La imagen ofrecida en los videomarcadores del estadio y en las televisiones de todo el mundo indicaban que la posición del cuerpo del delantero del Inter de Milán, por la zona del hombro, estaba más adelantada que por delante del pie del central Al-Bulaihi. Por tanto, el gol no podía subir al marcador.
¿Cómo detecta el VAR el fuera de juego en este Mundial? Los jugadores están siendo observados durante el partido por 12 cámaras instaladas bajo los techos de los lujosos ocho estadios qataríes. La vigilancia es permanente, con un seguimiento de 29 puntos del cuerpo de cada futbolista, unas 50 veces por segundo, que determina su posición exacta. Estas herramientas permiten la creación del denominado fuera de juego semiautomático.
El objetivo del Comité de Árbitros de la FIFA es ser lo más precisos posibles. Otro elemento para eliminar el mínimo margen de error es el sensor inercial (IMU) instalado en el centro del balón del torneo, el Al Rihla. El novedoso esférico, desarrollado por Kinexon y que posee una batería recargable, envía datos 500 veces por segundo para precisar dónde y cuándo se produce cada toque a la pelota. Todos los parámetros son enviados a la sala del VAR.
La información de las cámaras y el esférico se fusiona para detectar el fuera de juego, que no es automático porque la última palabra la tienen siempre en el VAR. Los encargados del videoarbitraje reciben el resultado de la tecnología, pero tienen la potestad de comprobar manualmente la jugada en la pantalla antes de avisar al árbitro de campo. Cuando la decisión es definitiva, se crea la animación en 3D de la acción, marcando los puntos donde se produce la infracción.
/LaVanguardia
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