Argentina dio el golpe frente a Brasil y selló la mayor goleada (incluidas todas las categorías) en la historia del clásico.
La Argentina tuvo un debut soñado en el Sudamericano Sub 20 de Venezuela: los dirigidos por Diego Placente jugaron un excelente primer tiempo y golearon 6 a 0 a Brasil con goles de Ian Subiabre, Claudio Echeverri (dos), Agustín Ruberto, Santiago Hidalgo e Igor Serrote (en contra).
Con la clasificación al Mundial de Chile como objetivo inicial y la obtención del título como anhelo máximo, la selección inició de manera inmejorable su participación en el certamen. Parte del denominado “Grupo de la Muerte” (lo completan Colombia, Ecuador y Bolivia), la Argentina fue mejor en todas las líneas y venció a la Canarinha con tres goles en cinco minutos.
Placente apostó por el 4-2-3-1 que utilizó en gran parte de su ciclo y que utilizó además en los amistosos previos al inicio del torneo: 3-0 a la Reserva de Huracán y 1-0 y 3-1 frente al combinado de Chile. El campeón suponía una dificultad mayor. Pero la Argentina salió decidida y a los 11 minutos de juego ya tenía el triunfo en el bolsillo.
Fue una ráfaga, un vendaval de fútbol y de goles que llegaron uno detrás de otro y que pudieron ser más de no haber sido por la estirada del arquero Robert que evitó el segundo de Subiabre promediando la primera mitad.
Si bien cinco de los seis goles llevaron la firma de los pibes del River Camp, fue Valentino Acuña, el chico que hizo de Lionel Messi en la película de Alex de la Iglesia, el verdadero autor intelectual de los primeros tres. Parado de doble 5, el juvenil de la Lepra manejó los hilos en la mitad de la cancha y participó de los tres gritos del conjunto de Placente. A los 5, el juvenil que lleva el nombre de Valentino Rossi, ídolo de su papá, emuló nuevamente al astro pero esta vez con la camiseta celeste y blanca: desborde por derecha, pie a pie para dejar desairado a Kauan Rodrigues y centro atrás a la carrera para que Subiabre la acomode contra un palo.
Dos minutos después, Acuña volvió a entrar en acción. Y demostró su polifuncionalidad con un gran anticipo en mitad de cancha que derivó en el 2-0 de Echeverri. El Diablito encaró con pelota dominada, enganchó para la zurda e infló la red con un remate a la ratonera. Y faltaba más. Porque otra vez Acuña habilitó al Diablito. Y porque el buscapié del chaqueño fue bien capitalizado por su amigo Ruberto, el chico que debutó en River con Martín Demichelis y buscará ganarse un lugar bajo el mando de Marcelo Gallardo. Argentina cerró el primer tiempo con un 60% de posesión y tres disparos al arco. Efectividad total.
Brasil metió tres cambios en el entretiempo para intentar, al menos, achicar la diferencia de gol, siempre tan importante en esta clase de campeonatos. Ingresaron Leandrinho, estrella de Vasco da Gama; Gabriel Moscardo, que en enero de 2024 pasó de Corinthians al PSG por 20 millones de dólares; y Deivid Washington, por el que Chelsea pagó 16 millones a mediados de 2023. Cuatro delanteros en busca de la heroica, que nunca llegó. Más: Argentina, en su primeras dos llegadas a fondo, convirtió el cuarto gol y el quinto tanto en una noche para el recuerdo. Primero Ruberto (con complicidad del arquero) y luego Echeverri, que ya había convertido un hat-trick ante Brasil en los cuartos de final del Mundial Sub 17.
El Diablito, que tras su participación en el Sudamericano será presentando en el Manchester City, tuvo una nueva noche consagratoria con la camiseta de la selección, donde mostró su mejor versión. Imparable con la pelota, sacrificado para el repliegue, jugó e hizo jugar. Y hasta esbozó una mueca de fastidio cuando Placente lo sacó de la cancha.
Es que los últimos 35 minutos sirvieron para que el DT moviera el banco y les diera descanso a jugadores amonestados (Maher Carrizo) o que habían hecho méritos suficientes para jugar el siguiente partido: Acuña y Echeverri, los grandes destacados del clásico. Y para que los brasileños, claro, buscaran desquitarse con alguna que otra falta de tarjeta. Hidalgo, que entró por Carrizo, metió el sexto con un cabezazo.
Con una línea de juego definida, gran disciplina táctica y, por sobre todas las cosas, un enorme respeto por el ADN futbolístico que hizo grande a las selecciones juveniles, Argentina borró de la cancha a Brasil y celebró una histórica goleada ante el rival de toda la vida. Hay, por supuesto, un proyecto detrás. Muchos de estos chicos disputaron hace dos años el Sudamericano y el Mundial Sub 17, también dirigidos por Placente, quien asumió hace dos meses al frente de la Sub 20 (reemplazó a Javier Mascherano tras su salida a Inter Miami) y mostró muñeca y ojo clínico para formar un equipo de figuras donde jugadores como Franco Mastantuono, valuado en 45 millones de euros, espera su posibilidad en el banco.
El próximo partido de Argentina será este domingo a las 20.30 frente a Colombia, que quedó libre en la jornada inicial. El martes chocará con Bolivia y el sábado 1° se medirá con Ecuador. Los tres primeros de cada grupo avanzarán al hexagonal final, que se disputará principalmente en Caracas (a excepción de la última fecha, en Puerto la Cruz) y repartirá cuatro plazas para el Mundial de septiembre, en Chile.
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