Mbappé vio desde la banca como su equipo hacía merecimientos para algo más, pero al final el punto los dejó conforme a los dos equipos
Sin Mbappé no hay gol. Tras su fuerte encontronazo del primer partido y la rotura del tabique nasal, Deschamps decidió no arriesgar al jugador del Real Madrid y ni siquiera le hizo vestirse de corto para jugar contra Países Bajos.
Tenía que llegar en algún momento el primer empate sin goles de esta Eurocopa, y llegó en este encuentro entre Francia y Países Bajos. Fue así pese a que el inicio del choque apuntaba a todo lo contrario, con un intercambio de golpes extraordinario y con ocasiones clarísimas marchándose al limbo una tras otra de manera incomprensible.
Seguramente, si alguien puso más de su parte esa fue Francia. Los galos fueron más consistentes, más regulares y hasta más punzantes, pero siempre les faltó el último detalle, el de la definición, para haberse llevado un premio más grande. Aún así, el empate deja a ambas selecciones con pie y medio en los octavos de final y elimina matemáticamente a Polonia de esta Eurocopa.
La primera parte fue un espectáculo. Pocos partidos más entretenidos se han visto en esta Eurocopa que los primeros 45 minutos que nos regalaron Países Bajos y Francia. Sin complejos, sin miedo a perder y con ambición para tratar de tomar la ventaja en la pelea por el liderato del grupo.
El choque fue un auténtico regalo para el espectador desde el minuto 1. Porque apenas tardó unos segundos la selección de Ronald Koeman en generar la primera ocasión clarísima con un disparo de Frimpong desde dentro del área ante el que tuvo que sacar una mano providencial Maignan. La primera del guardameta francés.
Una ocasión clamorosa en cada bando y ni siquiera se habían disputado los primeros diez minutos de encuentro. Pero la cosa no se iba a quedar ahí porque aún había mucho espectáculo por presenciar. Francia perdonó lo imperdonable. Thuram metió un pase de fantasía para Rabiot, que se vio mano a mano ante el portero holandés en el área pequeña. Se asustó y le regaló el balón a Griezmann, pero no se lo esperaba.
El delantero del Atlético de Madrid volvió a aparecer apenas unos pocos segundos más tarde de aquello. Lo hizo para ejecutar un disparo desde dentro del área que se marchó fuera por milímetros.
El ritmo fue decreciendo, eso sí, con el paso de los minutos. Y no era para menos, porque el arranque fue vertiginoso y parecía imposible mantener ese nivel durante 45 minutos. La primera mitad se consumió y el gol no llegó para ninguno.
El partido se cae
Si el inicio de la primera mitad fue vertiginoso, en la segunda parte sucedió todo lo contrario. Desapareció la continuidad en el juego, también la claridad en los ataques, y empezaron a sucederse las interrupciones en forma de faltas o de lesiones.
El partido se afeó, y ahí quien demostró estar un poco más entera o dominar mejor la situación fue Francia. El combinado de Deschamps, sin brillo en este tramo, tiene esa facilidad para pegar un par de chispazos que pueden matar un partido en cualquier momento, aunque ni siquiera esté Mbappé sobre el terreno de juego.
Tchouaméni rozó el gol con un cabezazo que se marchó por encima, y después los galos volvieron a perdonar lo que no se debe. Thuram dejó a Kanté en posición ventajosa para reventar el balón dentro del área, pero el centrocampista decidió ceder a Griezmann que, en posición forzada, falló. Después se produjo un chutazo de Dembélé desde fuera del área, y parecía el mejor momento de Francia en la segunda mitad, pero entonces llegó el gran susto de Países Bajos. Los de Koeman marcaron por medio de Xavi Simons, pero con todos los holandeses celebrando el juez de línea levantó la bandera para señalar fuera de juego.
/
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS