Allí donde se cerró el fútbol como lo conocimos, en el Benito Villamarín, con el público que tanto ayuda a los verdiblancos, el Real Madrid rescató un triunfo apreciable en el que el VAR resultó decisivo. Con igualdad máxima, en el marcador (2-2) y en el juego, una expulsión (Emerson) y un penalti (Bartra) descubiertos por el árbitro de la sala VOR, quien sigue el partido por vídeo, determinaron el 2-3. Ambas lo fueron a ojos de los árbitros y de muchos críticos, incluido quien suscribe, pero si no nos ponemos de acuerdo con una pandemia, como para pedir consenso con tres acciones a favor del Madrid. No veremos un milagro semejante.
Ganó el Madrid, queda dicho. Y no es que no lo mereciera. Pero es que durante mucho tiempo estuvo a merced de su rival. El Betis explicó las razones para ocupar la zona más alta de la tabla. Se repuso de un inicio peligroso que pudo ser devastador, tras recibir un gol y brindar a Ramos una acción clamorosa para el segundo. No embocó el camero, con todo a favor, y los verdiblancos, enganchados al talento de Canales y Fekir, dieron la vuelta el partido.
Tuvo mérito porque el Madrid se perfiló para el partido con buena cara. Dos puntas y centro del campo en rombo, con Valverde como interior derecho y Jovic en punta, que funcionaron bien de inicio. Antes de despellejar a Jovic conviene apreciar la importancia de contar con un hombre de referencia. Por ejemplo, liberó a Benzema para que cayera a banda y atrajo a un central para que Valverde se anticipase a Mandi. Y un minuto después, el centro de Benzema iba a Jovic, y el despeje blando de Bartra cayó a Ramos que falló lo infallable. Fútbol. Dicho esto, el serbio no se conectó nunca al juego, no presionó, no buscó los desmarques al espacio, no pivotó ni aguantó de espaldas…. Cuando Zidane toma decisiones debe hacerlo por algo.
El caso es que el Madrid empezó a perder peso en el partido según crecía la medular verdiblanca. Empezaron a asociarse Joaquín y Canales, que sirvió un balón tremendo a Sanabria anulado por Courtois con un paradón de reflejos. Primero pareció un intercambio de golpes, pero entre William y Guido cortaron la conexión con Odegaard y Benzema y aquello se convirtió en un monólogo. Un tiro de Fekir, otro de Guido, una de Sanabria ganando la pugna con Casemiro, sorprendentemente tierno… Tanto aviso se tradujo en dos minutos tremendos, inauguradas con una jugada de la pizarra de Pellegrini. Córner atrás a Canales, centro desde la derecha y Mandi sorprende en el segundo palo. Y en la continuidad, un error en la salida de Kroos cayó a la izquierda para Fekir que cedió atrás y Carvalho, perdido en la vigilancia por Odegaard, sorprendió a Courtois junto al palo. Partido volteado.
Pese a los problemas, al Madrid le quedó la sensación de que cada vez que se acercaba hacía daño. Un buen servicio de Kroos dejó solo a Benzema que voleó y Joel desvió con mucho mérito. Fue el último servicio del alemán, con un problema muscular. No esperó Zidane ni al descanso. Entró Modric, y tras la pausa, Isco. Por Odegaard. Las cosas como son, mejoró el Madrid, que se instaló en campo adversario. El resultado fue óptimo, con una colada de Carvajal que trató de despejar Emerson y puso en su portería. Hubo que tirar las líneas del fuera de juego por posición de Benzema. Por milímetros.
Fue lo de menos. El lance clave llegó en el último servicio de Jovic. Metió Benzema, arrancó Jovic en posición dudosa y Emerson le trabó en el borde del área. De Burgos señaló fuera de juego, pero González González en la sala VOR revisó la acción completa. Tiró rayas, adelante, atrás. Posición legal, y en ese caso, el derribo de Emerson es roja. El árbitro fue al monitor y expulsó al lateral. Con diez, Pellegrini retiró a Sanabria y se fortaleció atrás para equilibrar el duelo. Falló otro gol clamoroso Benzema, a pase de Valverde, punzante por banda derecha. Y tras un choque entre Carvajal y Tello, De Burgos se fue al monitor, presuntamente para revisar esa acción. La cosa es que en un lance anterior González González descubrió una mano de Bartra, en porfía con Mayoral, que al menos peleó las jugadas. Lanzó Sergio Ramos, a lo Panenka.
El Betis se fue del partido. Vieron tarjetas por protestar Canales y Mandi, mientras Guido se libró por los pelos de la segunda amarilla. El Madrid se esforzó en fallar un buen puñado de ocasiones claras más, para no agrandar la herida. Queda la sensación que, de no mediar el VAR, el Betis no habría perdido el partido. En igualdad numérica sus prestaciones fueron excelentes, superior incluso a los blancos. Los árbitros revisaron las jugadas por vídeo y tomaron las decisiones que consideraron más justas. El Madrid salvó un partido complicadísimo por pelearlo. Hasta el final.
/Escrito por José María Rodríguez para Marca
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS