
El múltiple campeón de Europa debía remontar un 0-3 en contra ante el Arsenal y termino perdiendo 1-2. Incluso Courtois atajó un penal en el primer tiempo. Los ingleses se topará en semifinales con el PSG
El Real Madrid cayó en la Champions víctima de su falta de fútbol, como venía anunciando durante la temporada. No se puede reprochar esta vez ni actitud ni entrega, pero se vio impotente ante un bloque organizado y solidario, con balón y sin él. El Arsenal se agrupó solventó con calidad los arreones del campeón de Europa, muy lejos del equipo que dominó el continente por convicción y por juego. El fin de ciclo es evidente.
Carlo Ancelotti sugirió que este podía ser su último partido de Champions, la competición que tantas veces ha conquistado, más que nadie. Es posible, también, que viva sus últimos partidos como técnico blanco, aunque quedan dos títulos por disputar. El desgaste de una temporada que arrancó torcida, desde que reprochara la falta de actitud de los jugadores en Mallorca en el estreno liguero, es indiscutible.
La lógica sepultó la remontada por aplastamiento. El Bernabéu generó una atmóstera imponente, rugió como en los ochenta, pero al final decide la pelota y al Madrid no le alcanzó, especialmente por la pifia de la ida. Deja también cicatrices en algunos futbolistas de quienes se esperaba muchísimo más de lo ofrecido. Vinicius, Rüdiger o Rodrygo saben que la Champions exige lo mejor del colectivo y, con la excepción del City, nunca desprendieron aura de campeones. Mbappé, que parecía la guinda a un equipo formidable, no ha bastado para suplir las carencias en Europa. La lesión de Carvajal acabó siendo tan relevante como la jubilación de Kroos. En todo caso, es el propio Madrid, con unos años inolvidables, quien se puso el listón por las nubes y este equipo no resiste la comparación. No está para milagros. De hecho, se ha caído a plomo.
El Bernabéu preparó la remontada según el plan, creando una atmósfera extraordinaria, pero pronto se intuyó que no era la noche. Viene bien comprobar cómo el arbitraje UEFA puede empeorar, y mucho, al de la Liga. Letexier y su socio del VAR, Jerome Brisard, armaron un lío monumental. Primero, señalaron un penalti por agarrón de Asencio, que lo fue, lejísimos de donde fue la jugada, un intento de gol olímpico de Rice. Penalti y amarilla. Asumió Saka y se pasó de ingenioso. Panenkita flojo y mano de Courtois.
Primer milagro. Con el listón tan bajito, Letexier se puso escurpuloso y castigó una caída de Mbappé, diez minutos después, con penalti de Rice. Poca cosa, es cierto, pero en directo suficiente. Cinco minutos después de mirar y remirar la jugada, decidió la pareja que no era penalti. La misma que aplicó siete minutos de prolongación, después de parar el partido ellos con sus cosas casi diez. Fenómenos.
Dicho esto, el Madrid puso corazón y cojones, según pedía Ancelotti, pero no estuvo sobrado de cabeza. O sea, de fútbol. Nada que reprochar en entrega, pero ante el bloque ordenado del Arsenal generó poquísimo. Alguna internada por banda con centro al bulto y poco más. Es verdad que no tuvo suerte el Madrid en los rechaces, porque cargó bien el área, pero no encontró resquicio en el muro ‘gunner’. Mucho centro lateral y poca asociación para hacer daño.
En cambio, el equipo de Arteta se comportó como tal, con Lewis-Skelly de nuevo alternando entre la zaga y el centro del campo para ganar superioridad con balón. Pese al error en el penalti, Saka fue la amenaza del inicio, con un centro-chut próximo al palo y otro remate que obligó a la intervención de Courtois. La capacidad de Declan Rice para aprovechar los espacios interiores también desahogó a su equipo, y de hecho cerró el primer acto abriendo a Martinelli para que rematara duro, con poco ángulo. Courtois cerró el primer acto con otra parada sobria, esencial para mantener al equipo con vida. Para remontar se necesitaba fútbol. Calentaba Ceballos.
No entró tras la pausa, aunque la dificultad del milagro se había duplicado. Tres tantos en la mitad de tiempo. Es cierto que la atmósfera invitaba a pensar que la cuestión era hacer el primero. Salió con ímpetu el Madrid, pero apenas generó una colada de Bellingham por derecha que rebañó bien la defensa. Ahí empezó a imponer su orden de nuevo el Arsenal, que empezó a alargar sus posesiones hasta desatar los olés del sector londinense. Metió tres cambios de una tacada Ancelotti, con Ceballos, Fran y Endrick al verde. No tuvieron tiempo a activar al equipo. Circuló bien en ataque el Arsenal, Odegaard sirvió a Merino que leyó el desmarque de Saka y el inglés, solo, definió como los ángeles.
Imposible.Se abrió una rendija para la esperanza inesperada. Un error impropio del mejor defensor gunner, Saliba, consintió el robo de Vinicius y el gol a puerta vacía. Quedaba tiempo por delante, pero la efervescencia se fue apagando bajo el peso de la evidencia. Se lesionó Mbappé, tras perder un balón tonto e intentar recuperarlo. Entraron Modric y Brahim, pero hubo poca agitación. Arteta no precisó hacer cambios. El Arsenal manejó bien los tiempos y el balón, mostrando su superioridad y presionando hasta el final, en un despliegue magnífico. No quería perder siquiera el partido. Lo intentó el Madrid hasta el final, pero se quedó a años luz de la remontada.
Tanto que en la prolongación el Arsenal olió sangre y no soltó la presa. Probó dos veces Odegaard, que se fue para encontrar protagonismo y lo desplegó en el Bernabéu. Puso la guinda Martinelli, un rayo pese a los 100 minutos largos que llevaba en las piernas, volando ante Fran García y remachando el 1-2. El Arsenal es justísimos semifinalista. Honor al Madrid de Ancelotti en su triste despedida europea.
/Escrito por José María Rodríguez para Marca. Fotos: Marca, twitter Arsenal y Real Madrid. Video: ESPN
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