Acaba la peor pesadilla de la historia del Barça. 2-8 ante el Bayern Munich. No hace falta ni describirlo, el resultado habla por si solo. Ojo, los próximos días porque puede haber cosas muy muy sonadas.
Un equipo de Champions trituró a un equipo de juveniles. El Bayern de Múnich no tuvo piedad con el Barça: desnudó todas sus carencias en los cuartos de final de la Champions. Lo que parecía una derrota dura acabó convertido en la derrota más humillante de la historia del Barça.
El Bayern fue más equipo que el Barça de arriba a abajo. Solo hubo partido durante unos minutos, cuando el Barça logró empatar el gol inicial de Müller, gracia a un error de Alaba en el despeje. Fue un mero espejismo. El Bayern liquidó al Barça hasta acabar convirtiéndolo en un equipo menor. Lo ridiculizó hasta extremos insospechados: el Barça firmó en Lisboa la página más negra de su historia.
Reaccionó bien el Barça, que empató muy poco después, cuando Alaba rechazó a la red de su portero un centro lateral de Alba. Parecía que había partido, y más aún cuando Messi envió una falta lateral que acabó en el palo de Neuer, a falta de rematador.
UN ERROR TRAS OTRO
Pero ahí terminó toda la productividad del Barça. El equipo empezó a diluirse de mala manera. La salida de balón fue un auténtico desastre. Y el Bayern la penalizó con crueldad.
Primero golpeó Perisic, que aprovechó un error de Sergi Roberto en el control para fusilar a Ter Stegen con un disparo cruzado.
Poco después, en una jugada similar, Gnabry retrató a Lenglet: le superó en carrera para recoger un balón al espacio de Goretzka y marcar ante Ter Stegen.
No se había cumplido media hora de partido cuando Müller volvió a marcar, adelantándose en el primer palo a un centro de Kimmich. Algunos, los más pesimistas, recordaban el 1-7 de Alemania a Brasil en el Mundial de 2014.
SENSACIÓN DE RIDÍCULO
El partido alcanzó el descanso con una sensación de vértigo en las filas azulgranas. El Barça se asomaba al abismo sin remedio: habia que elegir entre una derrota más o menos digna o un naufragio de proporciones históricas.
Setién sacrificó a Sergi Roberto para dar entrada a Griezmann al descanso. El Barça pareció reaccionar: plantó cara en los primeros minutos de la segunda parte. Incluso Luis Suárez marcó, tras un buen recorte en el área. El 2-4 dibujaba un panorama menos malo.
IMPLACABLE BAYERN
Pero el Bayern no perdonó: Davies progresó por su banda como por el pasillo de su casa, se plantó en la línea de fondo ante la mirada complaciente de Semedo y regaló un gol medio hecho a Kimmich, que marcó a placer: 2-5 y con media hora por delante. Una tortura para el Barça.
Setién dio entrada a Ansu Fati: el Barça tenía a cuatro delanteros en el campo, pero fue un equipo a la deriva, partido por la mitad, un muñeco en manos del Bayern.
Los últimos minutos solo sirvieron para empeorar el desastre: lo que parecía ser una derrota durísima se convirtió en una humillación.
DE LA DERROTA A LA HUMILLACIÓN
Kimmich marcó el 2-5 tras una cabalgada sencilla de Davies, Lewandowski firmó el 2-6 rematando de cabeza sin oposición ante Ter Stegen. El Barça no tenía ni voz ni voto. Era un equipo en descomposición.
No terminó ahí el desastre: entró Coutinho al campo. Cedido por el Barça, el brasileño fue el encargado de cerrar un resultado impensable. Marcó dos goles en los cinco últimos minutos del partido para dejar en el marcador unos números humillantes y que pasan a la historia del Barça: 2-8.
Los números lo dicen todo: el Barça encajó ocho goles en un partido de cuartos de final de la Liga de Campeones. Fue un auténtico ‘Waterloo’, una derrota que deja al equipo hundido y al club en una histórica situación de inestabilida
El resultado y los goles del partido
Gol de Müller en el 3’ (0-1)
Gol de Alaba en pp en el 7’ (1-1)
Gol de Perisic en el 21’ (1-2)
Gol de Gnabry en el 27’ (1-3)
Gol de Müller en el 30’ (1-4)
Gol de Luis Suárez en el 57’ (2-4)
Gol de Kimmich en el 63’ (2-5)
Gol de Lewandowski en el 82’ (2-6)
Gol de Coutinho en el 85’ (2-7)
Gol de Coutinho en el 88’ (2-8)
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