El Real Madrid sufrió en San Sebastián, como se esperaba. Encontró a un héroe inesperado, Vinícius, que fue una tortura para la Real. La sorpresa de Zidane en la alineación resultó decisiva para salir de San Sebastián con el liderato en el maletero del autocar. También el VAR tuvo un papel estelar, que chequeó las dos acciones decisivas del Madrid sin encontrar irregularidad alguna y anuló un gol de Januzaj por fuera de juego de Merino. Si Piqué pretendía influir en decisiones inmediatas de los árbitros la jugada le ha salido regular. Al menos de momento.
A Zidane no se le puede negar su capacidad para tomar decisiones. La ocasión demandaba un once reconocible, con los hombres más en forma en los dos triunfos. Ya. Ni Hazard ni Modric. James Rodríguez, que no jugaba desde la pifia copera contra la Real en octubre, y Vinícius al verde. Un golpe de entrenador para un desafío notable. La Real hizo lo contrario. Más allá de Gorosabel por el sancionado Zaldua, Imanol dispuso el plan mas lógico, con todos sus peloteros al frente: Merino, Portu, Odegaard, Oyarzabal e Isak. Un lujazo.
Un tercio de partidos se escurrió sin que pasara apenas nada. Un fogonazo al inicio de Valverde con un pase atrás dejó solo a Vinícius, que metió la derecha cuando el balón pedía zurdazo, fue la opción más clara de todo el primer tiempo, y ocurrió en el minuto dos. La Real presionó arriba cegando la salida por el camino de Kroos. Con James desterrado al extremo derecho, no había salida salvo el pelotazo a Vinícius. Courtois sirvió uno muy decente exigiendo a Gorosabel, apurado por la velocidad del brasileño.
La Real corrió mucho y ofreció buenas sensaciones sin balón, pero con la pelota sólo lanzó fuegos artificiales. Un detalle de Isak en banda, una arrancada sin destino de Portu y pare usted de contar. Poco, muy poco de Oyarzabal y Odegaard. Ni un remate entre los tres palos. Zubeldia sujetó bien a Kroos, así que destacó la polivalencia de Valverde. Robó una que preparó una contra de tres contra dos, pero se escurrió al dar el pase y Benzema acabó, con poco ángulo, al cuerpo de Remiro. Zidane recuperó al soldado James para ayudar en la salida y el Madrid acabó el primer tiempo dominador, pero sin punta. Lógico, sin el mejor socio de Benzema, Eden Hazard.
El factor ‘Vini’
Quedó claro que la vía más clara del Madrid para hacer daño era el sector de Vinícius. La continuación confirmó la situación, con el 25 sperandoa a su par y errando en el último pase. A la segunda tuvo más suerte. Buscó la espalda de Gorosabel, superó a Llorente y cuando iba a definir, quién sabe a dónde, notó el contacto de Llorente al armar la derecha. Estrada pitó penalti, revisó el VAR y confirmó el veredicto. Sergio Ramos transformó con la seguridad del defensor más goleador en la historia de la Liga.
Fue casi la despedida del capitán, que taponó a Isak en el área y chocaron las rótulas, con peor suerte para la izquerda del camero, que tuvo que pedir el cambio. Militao a escena.
Imanol movió el manzano para cambiar el decorado. Relevó a Gorosabel por Elustondo, lógico, y sorprendió retirando a Oyarzabal. La calidad no se discute, pero ante el Madrid pasó inadvertido.La entrada de Januzaj agitó a los donostiarras, que empujaron bien y con criterio. En una acción por derecha Januzaj largó un derechazo monumental que entró junto al palo. En el camino estaba Merino, en fuera de juego. No tocó, pero Estrada interpretó que estorbó a Courtois. Gasolina para las redes. Y si el incendio era pequeño, en plena indignación realista, Valverde se escabulló por la derecha, tiró un globo que mató Benzema con el pecho y resolvió a media vuelta. Un golazo que reclamaron los blanquiazules como mano. De nuevo el VAR sentenció a favor del Madrid.
El 0-2 tenía aroma de sentencia. Y más con los cambios de Imanol, que quitó a Odegaard o Isak, Zidane también entendió algo similar, quitando a Benzema. Poco después de los cambios, Zubimendi buscó el segudno palo, no encontró a Willian José y Merino, imperial, resolvió con la zurda. Ocho minutos más la prolongación. Otros seis minutos. Una vida entera.
Intentó Zidane enfriar el partido agotando cambios. Modric reemplazó a un agotado Valverde, y Mendy entró por Marcelo. Uno para amarrar la pelota, el otro para cerrar la banda a cal y canto. Reculó el Madrid en busca de una contra que casi pesca Mariano. Remató a la grada. Los minutos pasaron lentos, y un centro de Merino encontró un cabezazo desviado de Elustondo. Fue el último esfuerzo de un equipo que ha vuelto de la pandemia escaso de fuelle y de juego. Peleó el partido hasta el último suspiro. Para ser líder hay que sufrir y acertar.
/Escrito por José María Rodríguez para Marca de España
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