La Rojita, fiel a su estilo, tuvo que batallar bastante para ganar por 2 a 1 a Egipto. De hecho, los nacionales comenzaron perdiendo y para variar terminaron jugando con un hombre menos por expulsión de Cuevas.
por Christian Ayala
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Chile, en tanto, había tenido algunas contras importantes con las bajas de última horas de algunos jugadores importantes como Rubio y Caroca, lo que obligó a Mario Salas a hacer llamados de última hora. Además, como si fuera poco, una de las grandes figuras del equipo, Angelo Henríquez, se resfrío y presentó un cuadro febril que lo dejó disminuido físicamente de cara al partido con lo africanos.
Así, tal como se podía prever, el partido nunca fue fácil para los chilenos. De hecho, fueron los egipcios los que comenzaron ganando con gol de Kahraba a los 9 minutos luego de recibir un pase notable de Ahmed, desnudando falencias importantes en la última línea chilena.
Cuesta arriba la cosa, especialmente porque más allá del gol tempranero el equipo nacional no daba pie con bola y eso provocaba la indignación de Salas al borde del campo de juego, que atinaba sólo a retar a sus pupilos para que despertaran y se sacudieran del gol. Y algo de caso le hicieron, porque con el pasar de los minutos Chile se fue parando mejor y comenzó a manejar la pelota, con desorden, pero como siempre con mucho empuje.
Y eso bastó para llegar al empate en el minuto 24, luego que Henríquez y Rabello no habían logrado definir y parecía que la ocasión de peligro se diluía apareció Nicolás Castillo para pegarle al arco, y con algo de fortuna porque rebotó en una pierna egipcia, la pelota dio una curva perfecta para meterse al fondo de las mallas africanas.
De ahí en adelante, Chile tuvo el partido controlado, especialmente en la segunda etapa donde fue protagonista, lo que no significa que hizo un gran partido ni mucho menos, pero siempre es destacable esa intención de pensar siempre en dar vuelta el resultado. Y eso tuvo premio a los 76 cuando Rabello pivoteó un balón para que Christian Bravo recibiera en el corazón del área y con una gambeta perfecta se sacó de encima la marca de dos defensores y sacó un remate cruzado anotando el 2 a 1, que a la postre significó el gol del triunfo.
Lo malo de esta historia, que una vez más, tal como pasó en el Sudamericano, Chile no terminó con sus 11 jugadores en cancha, porque esta vez a los 80 se fue expulsado Cuevas por una fuerte entrada, innecesaria en el mediocampo, contra un volante rival.
Pero al final, más allá de eso, queda la satisfacción de haber ganado un partido clave y que puede marcar la diferencia entre clasificar o no a la siguiente ronda. Egipto era uno de los rivales fuertes del grupo y se logró vencer, además se trataba del debut y una victoria de la manera en la que se consiguió sin duda deja la moral en alto y de paso ratifica que esta selección tiene algo importante que decir en este Mundial.
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