Esta crónica corresponde al proyecto de Todo fútbol: «1962, Un ejemplo para el Chile de hoy». Un espacio que llega a ustedes gracias al financiamiento del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional
Aunque no alcanzaron a jugar juntos, porque cuando Don Elías volvió a préstamo de Unión La Calera, Raúl Sánchez partió ese año 1965 a Colo Colo, el zaguero central de Chile en el Mundial de 1962 fue el espejo en el que se miró para su crecimiento el que a la postre sería El Mejor Futbolista chileno de todos los tiempos
“El Maestro”, como era conocido Raúl Sánchez, debutó en Santiago Wanderers, club que defendió durante 12 años y donde es considerado como ídolo, ya que ganó el torneo nacional de 1958, además de las Copa Chile de 1959 y 1961.
Colo Colo, Rangers y Everton fueron los otros equipos por los que jugó en su carrera.
Por la selección chilena jugó entre 1959 y 1964, disputando 42 encuentros. En el Mundial de 1962 estuvo presente como titular en todos los partidos (los otros fueron Luis Eyzaguirre, Jorge Toro y Jaime Ramírez) siendo un pilar fundamental en la zaga de “La Roja” que obtuvo el tercer lugar en la justa mundialista.
Sin aspavientos ni exageraciones para cumplir su función fue un back cerebral, calculador, ubicado, con timming y presencia en el área. Por sobre todo, estirpe para imponerse a los atacantes rivales.
Fue en el Mundial de 1962 donde alcanzó su máxima gravitación, siendo pieza fundamental sobre todo en los encuentros con la entonces Unión Soviética y Yugoslavia. Ante ambos rivales, la defensa nacional respondió con creces para mantener el resultado que favorecía a la Roja. Fue Don Raúl quien afirmó a Carlos Pluto Contreras, primero, y Humberto Chita Cruz, después.
Finalmente, en los sondeos para conformar a los mejores por cada puesto, Sánchez estuvo a la altura de figuras linajudas como el húngaro Sarosi, el soviético Voronin, el inglés Moore y el brasileño Mauro.
Su trayectoria. Sus comienzos fueron como half central (volante central), lo que le dio el acervo para cumplir, posteriormente, en la posición en la que se consagró. Fue el técnico José Gallego Pérez quien lo derivó a su tradicional ubicación, ante la ausencia del titular Emilio Bozalla. Las razones que llevaron al DT para tomar tal decisión se debían a que Sánchez dominaba los dos perfiles, era rápido en la cobertura y cabeceaba bien. A todo lo anterior unió la tendencia de salir jugando, en vez de reventar a la galería como estilaban muchos defensores. Aparte de que su correcto desenvolvimiento en el campo y fortaleza física infundía respeto entre los rivales.
A pesar de su buena técnica y posición dentro del campo de juego, recurrentes lesiones fueron erosionando su despliegue. De hecho, tales dolencias derivaban en períodos largos de recuperación, lo que le restó continuidad. A pesar de aquello, fue pieza fundamental en el primer título nacional conseguido por Santiago Wanderers en 1958, compartiendo la línea defensiva con Reinaldo Coloma y Francisco Julio.
Al fichar por Colo Colo las molestias físicas que le afectaron en su carrera le comenzaron a pasar la cuenta, con lo que su campaña en el cuadro popular no fue lo destacada que se esperaba. Sin embargo, fue suficiente para que un adolescente que recién hacía sus primeras armas lo tomara como modelo: ese muchacho se llamaba Elías Figueroa, quien se refería a él como Maestro.
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