Que lo apaguen ya, que dejen de reírse de los aficionados al fútbol unos señores sentados en unas sillas viendo muchas pantallas. No me puedo creer que unos señores que han forjado su carrera pitando partidos en campos de tierra, ascendiendo y puntuando para llegar a arbitrar en el fútbol de primer nivel se dejen influenciar de esta manera. El VAR ha muerto, que pongan a otro.
Tanta historia con un sistema que tenía que ser justo, que venía a convertir el fútbol en algo lejos de la polémica, pues más de lo mismo. Y la pandemia ha permitido que el VAR actúe aún con más impunidad, es que sin la presión del público del Reale Arena, el dúo Estrada Fernández en el campo y Martínez Munuera no han tenido presión alguna para arbitrar a su antojo.
El Real Madrid ha visto cómo gracias a los monitores de televisión le validaron un penalti sobre Vinicius por una rozadura… mientras tenemos que ver los tacos marcados en Leo Messi de Diego Carlos.
También le ha anulado un gol a la Real Sociedad por tapar la visión a Courtois, yo si fuera el oftalmólogo del portero me preocuparia cuando le tuviera que tapar un ojo por si me fueran a quitar la licencia médica y para rematarlo, habrán descubierto un nuevo músculo en el cuerpo entre el brazo y el hombro que no se considera parte de la extremidad para regalarle un gol a Benzema.
El Barça ha cedido el liderato y el empate del Pizjuán se ha pagado caro en forma de pérdida del liderato pero cuando la maquinaria blanca se pone en marcha parece y el equipo deja una pequeña grieta por la que colarse el movimiento blanco, hay que ponerse a temblar.
Cuando Piqué advirtió al acabar el partido contra el Sevilla algunos pensamos que se había puesto la venda antes que la herida, pero vaya si hay sangre y mucha. O paran la sangría que está abriendo el VAR o va a perder toda su autoridad.
/Escrito por Xavier Ortuño para Sport de Barcelona
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